viernes, 11 de noviembre de 2016

ESCAPAR PARA EL OTRO LADO

GLOBALIZACIÓN DE LA INTELIGENCIA

Hace muuuuuuchos años (más de 25 justifican el exceso de u) en una extensa entrevista que tuve oportunidad de realizarle a Rodolfo Terrágneo, debatíamos sobre globalización. Después de confrontar opiniones, el economista radical (ministro y legislador) reconoció que la globalización resaltaba las diferencias entre los pueblos ricos y los pueblos pobres, que no eran otra cosa, a gran escala, que las diferencias entre las personas ricas y las personas pobres.
Eso que hace un tiempo muchos llaman “la grieta” tiene un alto componente de aquello.
Pero profundicemos.
La globalización es un fenómeno impulsado por el establishment mundial, por supuesto. Pero también es un fenómeno impulsado por todas las sociedades del mundo y por cada uno de sus miembros. Son pocas las personas a las que no les importa disfrutar de los beneficios que supone hablar con un familiar que está al otro lado del océano mientras se lo mira a la cara. Encender la T. V. o la radio y enterarse en tiempo real de hechos sucedidos en las antípodas del planeta. Viajar a cualquier parte del mundo en horas. Recibir insumos, alimentos, medicina, o lo que fuere, en menos de 24 horas, sean enviados desde donde fuere, etc.
Y hay muchas globalizaciones si nos detenemos un minuto a analizar.
Como se dijo líneas arriba, el primer motor de la globalización ha sido, y sigue siendo, la aceleración y la evolución de las comunicaciones. Y esto, que aparece razonable, trae aparejada la primera imperfección de la globalización, ya que las comunicaciones, a veces justificadamente, a veces no, suelen ser una avenida de una sola mano.
Está bien que se le dé preeminencia a la información que proviene de un lugar en el que se deciden los destinos de una comunidad. Está bien, entonces, que todos los argentinos sepamos qué medidas está tomando el Presidente de la Nación. Y no importa tanto que alguien que viva en Chascomús no se entere de algún Proyecto de Ordenanza que tal o cual Concejal haya presentado en el Concejo Municipal de Santo Tomé. De acuerdo.
Lo mismo podría decirse a nivel provincial. Es conveniente que alguien que vive en Las Varillas sepa lo que está haciendo el Gobernador de Córdoba, y no importa mucho si alguien que vive en la ciudad de Córdoba no se entera de lo que hace el Intendente de Las Varillas. O. K. hasta ahí.
Pero sucede que los medios de comunicación más importantes, obviamente, están en las ciudades más importantes. Y también sucede que las ciudades más importantes son las más pobladas. Entonces todo comienza a distorsionarse. Todos sabemos que la cercanía le suma importancia a cualquier hecho. Si está trasmitiendo la televisión de Rosario, un crecimiento  del Arroyo Ludueña que inundó cincuenta cuadras de la ciudad ocupará la mitad del tiempo del informativo, y una inundación que abarque cincuenta cuadras en Mendoza, en Corrientes, o en Kiev, Ucrania, se informará en dos minutos. Los hechos son igualmente graves. La diferencia está dada por la cercanía, la que nos hace tener otra percepción de las cosas. Y, para colmo, también talla la visión comercial. A un rosarino le va a importar más saber lo que pasa a dos o tres kilómetros de su casa que lo que pasa en Ucrania. Los directores de los medios periodísticos saben esto. Entonces, para tener más audiencia, televidencia o lectores, según el caso, cubrirán aquello que les permita comercializar mejor sus publicidades.
Hace algunos años, charlando con Enrique Macaya Márquez, discutíamos sobre cómo estaban planteados los programas deportivos en general. Yo le decía que me parecía mal que Boca y River ocuparan el 80% del tiempo de los programas y todos los demás equipos el 20% restante, que todos debían tener el mismo tiempo, que era injusto, que así los equipos chicos no iban a crecer, etc. Macaya, como todo periodista acostumbrado a trabajar en grandes medios, me dijo: “Está bien. Boca y River son los que más hinchada tienen.” Y, como estaba algo apurado, se fue. No volvimos a hablar del tema.
La pregunta, (que se responde sola) es: ¿Por qué Boca y River son los equipos que más hinchas tienen en Tucumán, San Luis, o en cualquier localidad del interior del País? Más allá del lugar en el que juegan Boca y River (el área metropolitana más grande del País) el hecho de contar con la difusión de parte de los grandes medios es lo que hace el resto. El primer equipo argentino en hacer una gira internacional fue Boca. Los diarios porteños que, como ahora, se vendían en todo el país, le dieron muchos centímetros al hecho. Desde entonces, la hinchada de Boca aumentó, acrecentándose en el interior del País. River le siguió los pasos. Desde entonces, esto es como un perro que se muerde su propia cola. Tienen más hinchas porque tienen más difusión. Tienen más difusión porque tienen más hinchas. El huevo o la gallina. (No voy a hacer el chiste fácil) La cuestión es que, a todas luces, esto es injusto. Y, ni hablar del rol que les cabe a los medios. Por más que Lanús esté peleando la punta del campeonato y Boca vaya 15° en la tabla, se le dará más espacio a Boca. Sencillamente porque habrá más gente viendo la pantalla. Por más que Rosario Central juegue mejor que River, se hablará más de los “millonarios” porque la hinchada de River es más numerosa. Más ratting, más ganancia. Dictadura del mercado, o dictadura del capitalismo, como prefieran. Para colmo, los “canallas” están a 300 kilómetros de Buenos Aires, donde están los canales que trasmiten.  
Elegí una cuestión banal si se quiere, como el futbol, pero para ejemplificar algo que es típico en las comunicaciones y que trae consecuencias no deseadas en cualquier lugar del mundo y efectos nocivos de la globalización.
No es bueno que un bonaerense pueda nombrar de corrido media docena de ciudades de Estados Unidos y no de la provincia de Catamarca. Y esto es por las comunicaciones. Por la “política de rayos” de las comunicaciones. Desde el lugar del emisor hacia el de los millones de receptores, pero no a la inversa, ni tampoco en red. Comunicación mano única.
No es bueno que haya muertos “V.I.P” por haber sido residentes en la Capital, golpeadas “V.I.P” por ser familiares de famosas. Que algún canal de noticias porteño nos entretenga diez minutos con el rescate de un simpático gatito desde las alturas mientras le da dos minutos, o nada, a un asalto seguido de muerte en la ciudad de Córdoba. Acá ya se desnaturaliza la función de los medios periodísticos. 

Otra globalización es la de los negocios. Hoy un fabricante o productor de cualquier cosa puede poner a la venta  su producto en el punto del planeta que más le convenga en 24 o 48 horas. Esto era impensable hace algunos años.
Consecuencia: Los señores de negocios del mundo pueden elegir el proveedor a “piaccere” de entre todos los posibles del planeta. Esto hace que los pueblos que más explotan a sus trabajadores sean los que más venden. Pero, a no engañarse. Las empresas que explotan a esos trabajadores no son de esos países. Son “multinacionales”. El motivo de las comillas es porque la denominación es algo eufemística. Ya sabemos que multinacional es, en casi todos los casos, sinónimo de empresa de los países centrales con sucursal en cualquier parte. No es que la empresa automotriz más importante del mundo es de capitales ugandeses y bolivianos, con todo respeto por esos pueblos.
Claro que esto genera algunos dolores de cabeza en los países centrales, ya que los intereses de los dueños de esas empresas no siempre son los mismos que los de los presidentes da las naciones a las que pertenecen. Entonces, las exportadoras de los países periféricos, de capitales estadounidenses, exportan determinados productos al mismo Estados Unidos. Esto, teniendo en cuenta que la mano de obra de esa empresa es regalada, es un problema para las empresas que producen lo mismo dentro de Estados Unidos.
Al estar globalizado el mundo de los negocios pero no el mundo del trabajo, se producen lógicas asimetrías, dado que un trabajador de Laos no gana lo mismo que uno de Washington, lo que influye en el precio final de cualquier mercancía y de un modo directamente proporcional al valor agregado que esta tenga.
Obviamente que esto es conveniente y necesario para el mundo de los negocios dado que sacarán partido de esta asimetría, optimizando ganancias gracias a la explotación mencionada. En cuanto a intereses contrapuestos, siempre la clase política podrá corregir estas cuestiones reforzando las barreras proteccionistas vía alza en los aranceles de exportación, aunque esto contraríe los principios de libre comercio, de integración y de globalización misma. Los países centrales son pro globalización siempre que sean ellos los que “engloben” a los demás países. Si los “englobados” son ellos, de inmediato se tornarán proteccionistas. Basta con ver que dijo el mono con navaja que estará a cargo de la Presidencia de U.S.A. el año próximo para darse cuenta de esto.
Acá también puede verse a la globalización como una avenida de una sola mano.

Al libre tránsito de la información y al libre tránsito de las mercancías debemos sumar, como tercer tópico de la globalización, el libre tránsito de personas.
Antes del invento del avión, el tren y el colectivo, alguien que vivía en Tucumán demoraba semanas en llegar a la ciudad de Buenos Aires. Hoy se puede estar en cualquier punto del planeta en 24 horas o menos.
Sin embargo, no hará falta ser un agudo observador de la realidad para advertir que en esto también se dan enormes injusticias y arbitrariedades. Avenidas de doble mano cuando conviene, o de mano única cuando los países centrales lo creen preciso.
Vuelvo a remitirme al Presidente electo de U.S.A. Cuando la asimetría entre los bienes a los que puede acceder un trabajador medio estadounidense y uno mejicano hace que este último decida migrar al país vecino, la propuesta, con injustas acusaciones mediantes, es la promesa de un gigantesco muro entre ambos países.
No de un modo tan animal, (o sí, ya que ha habido muertos ahogados tratando de alcanzar las costas) pero en Europa también se vienen suscitando inconvenientes creados por la migración que ya deberían estar saldados en un mundo globalizado. 
Volviendo a Estados Unidos, cabe consignar algo que mucha gente no conoce. El gran país del norte, que se jacta de ser la meca de la libertad, durante más de cincuenta años no permitió a sus ciudadanos viajar a Cuba. Sin embargo, la noticia que siempre difundieron TODOS los medios periodísticos estadounidenses, era que Cuba no permitía a sus ciudadanos viajar a Estados Unidos.
Hay una anécdota que refleja bastante bien cómo funciona la globalización y quien la controla.
Hace unos cuantos años, en plena vigencia del bloqueo comercial a Cuba, Francia le vendía jabón a la isla. Estados Unidos presionó y amenazó a los galos, que se vieron “obligados” a dejar de vender jabón a Cuba. Al poco tiempo, una nota de uno de los diarios de Miami titulaba: “Los cubanos son sucios”. 
No hay otro modo de calificar esto como una auténtica hijaputez. Se combina aquí la perversidad del gobierno estadounidense, la impotencia de la cartera de comercio exterior de Francia, la injusticia sufrida por gobierno y pueblo cubanos y la iniquidad sin límites de los cubanos “gusanos” residentes en Miami difundiendo mentiras a través de sus medios, amparados por el espíritu anti-cubano del gobierno yankee.

Sin embargo, la globalización puede que sea controlada en muchos aspectos por los dueños del poder pero, hay que decirlo, también tiene vida propia. Esto es lo que nos permite entender lo sucedido en Yankilandia tras las elecciones que dieron como ganador a Donald Trump. Los caceroleros en Venezuela y Argentina, los indignados en España, el millón de personas que suele celebrar el día del trabajador o el aniversario de la revolución en Cuba, evidentemente han dejado de pasar inadvertidos para el pueblo de los Estados Unidos. Obviamente que no lograrán evitar que Trump sea el próximo Presidente pero, que miles de personas hayan decidido manifestarse en las calles y no solo en las redes sociales, que hayan cortado el tránsito para marchar en las principales ciudades mostrando su desprecio ante posturas xenófobas, machistas y fachistas de Trump, es una buena noticia.
Bastará ver uno de los deportes predilectos allá - el fútbol americano - donde está todo tan organizado que cuando un equipo ataca, el otro defiende, y prácticamente no se puede revertir esta situación, y luego al que atacaba le toca defender y al que defendía le toca atacar, para darse cuenta de la mentalidad estructurada de ese pueblo.
Esa estructuración está presente en muchas manifestaciones del pueblo estadounidense. (Elegí el deporte para ejemplificar, pero podía haber elegido otras aristas de la vida cotidiana en U.S.A.)
Ese pueblo, bastante robot, bastante pacato, bastante poco confiado en sus propias fuerzas como conjunto, decidió, en un hecho histórico, marchar por las calles para mostrar su descontento ante el resultado de las elecciones presidenciales.
Sin dudas que este es un efecto deseado de la globalización. Es esa parte de la globalización que el poder no maneja. Y es por demás saludable.
Deberá llegarse a una instancia superior, en la que los pueblos adviertan que el verdadero mal para el planeta está en un sistema que hace del dinero su rey. Porque es horrible que Trump diga lo que dice, pero en algún punto tiene razón. Si ese hombre fuera un obeso desocupado de la Argentina, una mujer del pueblito más pequeño y más alejado de los centros de poder mundiales (se me ocurre Cuatro Esquinas – 200 habitantes – en la provincia de Santa Fe) aun no muy linda, no accedería a acostarse con él. Pero resulta que tiene un Boeing 757, un edificio entero, propiedades en todo el País y el mundo, y dólares por montañas. Entonces, como dice el, cuando sos millonario le podés meter la mano en la vagina a una mujer. No digo que sea cierto en todos los casos, pero es así. Y, por supuesto, no tiene que ver con la naturaleza de la mujer. Un hombre también accedería con gusto a que una mujer millonaria y poderosa (aunque poco agraciada) le tocara sus partes íntimas. Esto tiene que ver con el lugar que ocupa en el mundo capitalista el dinero. Si el dinero es rey, el humano es su esclavo. Su súbdito.
Entonces, volviendo al eje de la nota, si la globalización también trajera aparejada la globalización de la inteligencia, cosa difícil por ahora ya que esto es peligroso para el poder, el pueblo estadounidense no estaría discutiendo si Trump o Clinton. Estaría poniendo en tela de juicio al capitalismo como sistema, que es el verdadero culpable de los males del planeta, Estados Unidos incluido, obviamente. Y no aceptaría como lo más normal que los medios de comunicación difundan estadísticas de las elecciones por razas. (Una vergüenza que CNN diga, los negros, en un tanto por ciento, votaron por tal, los judíos por cual, los musulmanes, etc. Inaceptable) Y no aceptaría un sistema electoral en el que puede darse, (de hecho se dió) que el candidato que más votos obtenga pierda la elección. Y, probablemente, entendería que no se escapa de los males del capitalismo con más capitalismo. Porque el capitalismo no es irreemplazable. Lo irreemplazable debería ser solamente la democracia. Entonces sí, podría decirse que se sale de los problemas en democracia con más democracia. O sea, con más participación. O sea, con más que el pobre 50% de la gente votando, como sucedió en la reciente elección del imperio. Si hubiera más inteligencia y, en consecuencia más bondad, más solidaridad, más deseos de igualdad, etc (en Estados Unidos y en el mundo) se estarían discutiendo las cuestiones de fondo, entonces. Nadie se quedaría en la superficie. Porque el sentido práctico no debería prevalecer por sobre la intención de resolver en serio los problemas de la humanidad. Y es ese sentido práctico, esa pereza intelectual, ese resumirlo y “simplificarlo” todo, lo que lleva a los pueblos a quedarse en la superficie, lo que luego conduce, por desconocimiento y lógica torpeza, a escapar hacia el lado equivocado. Escapar hacia donde no hay una puerta, ni siquiera de emergencia. Claro, esto es más fácil que admitir que se ha vivido toda una vida equivocado. Que los principios del comunismo no estaban tan errados. Que el capitalismo es un fraude. Que etc. etc. etc.

Pero así como evoluciona la ciencia, la tecnología, y cualquier cosa que uno mire, algún día deberá evolucionar el pensamiento. Pensamiento evolucionado= solidaridad en vez de individualismo y egoísmo, valores no relacionados con el dinero, respeto por el otro en vez de discriminación, cooperación en vez de guerra. Sí, estoy pidiendo mucho pero, pedir no cuesta nada.  

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