lunes, 28 de octubre de 2019

ELECCIONES 2.019: AVANZA EL ENEMIGO, A PASO REDOBLADO.

Hubo en nuestro pais varios experimentos de neto corte conservador, liberal y/o neo liberal.
Alsogaray con la Unión de Centro Democrático, Manrique con el Partido Federal, Cavallo con Acción por la República...
Todos tuvieron su minuto de fama. Pero fue eso, nada. Todos siguieron el triste y previsible destino de una enana blanca. Perder brillo y morir. 
A esta galería de terror descripta dos párrafos arriba se podrían sumar gobiernos como los de los militares genocidas con el ministro de economía José Alfredo Martinez de Hoz (tataranieto del primer Presidente de la Sociedad Rural, a quien Roca beneficiara regalándole miles de hectáreas arrancadas a los pueblos originarios merced a la campaña -matanza- del desierto) el de De la Rua y su fugacidad, y el de Menem.
Pero prefiero no incluírlos, en el caso de los militares porque no fueron votados y, en los otros dos casos, porque no se presentaron como candidatos conservadores. Traían el sello de partidos tradicionales y engañaron al electorado.
Pero esta vez es distinto. El PRO, si bien vendió espejitos de colores, si bien se alió (formando Cambiemos) con los restos mortales de uno de los partidos tradicionales de la Argentina, no ganó, en 2.015, mostrándose como un partido político popular, ni mucho menos. Y esto quedó demostrado en los hechos cuando, una vez en el gobierno, implementó políticas de claro sesgo neo liberales, tanto en el ámbito doméstico (terminando con los subsidios a los servicios, permitiendo y prohijando enormes ganancias de los bancos y de las multinacionales que operan en nuestro pais, incentivando el monotributismo para achicar el número de trabajadores en relación de dependencia, y mil etcéteras) y en el internacional, sufriendo el bullyng al que lo sometió Trump, aceptando a la "embajadora" de Guaidó, y también varios etcéteras.
No valoro (hasta acá) si esto es bueno o malo. Es lo que, objetivamente, sucedió.
Esa alianza, devenida luego en Juntos por el Cambio, tras cuatro años de demostrar que no le interesa el destino de los pobres ni de los indigentes (que cada minuto que pasa son mas) aprovechando el odio que siempre el establishment le inculcó al pais contra el peronismo, obtuvo ayer un 40% de los votos.
Por primera vez en la historia de nuestro pais, un partido político neo liberal conservador, a cara descubierta, no sólo es capaz de ganar una elección si no de, aun perdiendo, obtener 10 millones y medio de votos, de los cuales, cabe acotar, 10 millones no fueron beneficiados por este gobierno.
Si a esto le sumamos que Gomez Centurión, con NOS, obtuvo 450.000 votos y Espert, con Unite, 390.000, (olvidemos al electorado de Lavagna por su tibia hibridez) tenemos que unos 11 millones y medio de argentinos (casi todos sufriendo el síndrome de estocolmo) son abiertamente de derecha.
El 40% es un piso muy alto para reconstituirse con vistas a 2.023. Sea con Macri, con Rodriguez Larreta, con Vidal, o con quien fuere a la cabeza, las posibilidades de que estos ricos pro-ricos vuelvan dentro de cuatro años, son enormes.
Para colmo, esa gran mentira, funcional al capitalismo, de que la alternancia fortalece la democracia, contribuye a esta posibilidad. 
La verdad es que no hay nada peor que la alternancia. Cuatro años marchando hacia el norte, luego llega otro gobierno y entonces cuatro años dirigiéndonos al oeste (o, peor aun, al sur) y, en síntesis, no avanzamos jamás. Y esto que digo sobre la alternancia no es una opinión si no una observación de lo que ha venido sucediendo a lo largo de nuestra historia.
Para colmo, esa alternancia es entre el centro y la derecha. Con democracia o sin ella.
Nunca el pueblo, harto de lo que sucede, huye hacia la izquierda. En su tarea de ahuecar cerebros, el capitalismo es impecable.
El enemigo viene ganando terreno. Habrá que pensar seriamente en preparar las valijas para dentro de cuatro años. O antes. Se hace difícil pensar que nuestra existencia transcurre rodeada de once millones de personas que saben odiar antes que pensar. Y, en mi caso, no dispongo de once millones de balas. Así que iré gestionando visa y pasaporte para otro planeta.


viernes, 25 de octubre de 2019

LA DESAZÓN DE LAS URNAS

Es inútil. El individualismo está enquistado en el ser humano cual si fuera una enfermedad irreversible,... terminal.
Uno analiza lo que sucede aquí y en cualquier lugar del mundo y, salvo honrosas excepciones (denostadas por el establishment, obviamente) con múltiples matices, con mayor o menor gravedad, pero, la situación es la misma.
Que un pobre es mas pobre en Puerto Príncipe que en Rotherdan, es indiscutible. Pero también lo es que un trabajador holandés raso no percibe lo mismo que los propietarios de la Shell. Es decir, hay pobres en ambos lados. Hay iguales menos iguales. 
La prestigiosa consultora Oxfam, sin ser desmentida por nadie, da cuenta de que si sumamos el patrimonio de las ocho personas que mas tienen en el mundo, da igual resultado que si sumamos el patrimonio de los tres mil seiscientos millones de personas (medio planeta) que menos tienen. O SEA, DECIR CAPITALISMO SALVAJE ES UNA REDUNDANCIA.
Ahora bien, ¿cómo es posible que un modelo tan perversamente injusto sea votado por la inmensa mayoría de la gente? El 98% en la Argentina.
La verdad se oculta. Los medios (casi todos) inventan un artificial Boca - River. Hacen de la política algo tan banal y superficial como un deporte, un espectáculo. El fondo de esta cuestión no se ve. Y hay poca gente dispuesta a correr el velo. La famosa grieta es un invento. Funcional a los intereses del poder, por supuesto. Utilizada, entre otras cosas, como argumento para abonar la teoría del voto útil, lo que lleva a votar al menos malo pero, con alguna posibilidad de ganar. Siempre es tentador votar así. Sentirse ganador. Cual si fuese una carrera de caballos. Cuando, en realidad, el voto útil es el que representa mejor nuestras ideas. Pero, vaya uno a hacérselo entender a las mayorías.
Y, para completar el cuadro, están los que se sienten orgullosos de no inmiscuírse en política. Los que no van a votar. Los que votan en blanco, etc. Como si eso los salvara de estar incluídos entre los que sufrirán o gozarán las medidas que tome tal o cual gobierno. Con su consentimiento (su voto) o sin el. O sea, están orgullosos de ser estúpidos.
Así, arribamos a este presente en la Argentina. Pasado mañana definiremos quien regirá los destinos del pais en los próximos cuatro años. O lo que dure.
Con un candidato de izquierda (Nicolás Del Caño) que, como siempre sucede con la izquierda, fue incapaz de aglutinar a toda la izquierda. Zamora por acá, Castañeira por allá. Otros apoyando al Frente de Todos... Un candidato que parece mas un recién salido de un centro estudiantil universitario que alguien que aspira seriamente a la primera magistratura del pais. No digo esto por sus propuestas, que a mi parecer son atractivas, muchas de ellas, saludablemente revolucionarias, sino por su manera de llegar al electorado. Si bien no es fácil llegar al pueblo conservador que tenemos, Del Caño no fue capaz de aprovechar las falencias de los partidos mayoritarios. Pareciera que en la izquierda no hay nadie capaz de penetrar ese blindaje individualista y conservador que envuelve a la mayoría del pueblo argentino. Los votos que recibirá no moverán el amperímetro. Una vez mas, la izquierda presenta una candidatura que no pasará de lo testimonial. Es muy lindo el pañuelito verde. También lo es el anaranjado. Pero, con eso no alcanza...
En la otra punta, con su pañuelo celeste y su reivindicación de la dictadura (su apología del delito, podríamos decir) está Juan José Gómez Hitlerión. No me voy a extender. Sin palabras...
Y, hablando de pañuelo celeste, también en ese ámbito, hallamos al economista José Luis Espert. Un gurka neoliberal. Neardental descendiente de los Chicago Boys que, lo único que tiene para exhibir es cierta ductilidad para las cámaras de T. V.
Entre estos tres candidatos no superarán el 6%...
El candidato anti grieta, Roberto Lavagna, llega con los pergaminos de autoadjudicarse la solución al desastre económico - social de 2.001 que le costó la Presidencia a De la Rua. Cabe recordar que quien tomaba las decisiones en aquel momento era el Presidente Eduardo Duhalde, que demostró ser un gran piloto de tormentas y logró evitar, para bien del capitalismo, que le debe un monumento, que Luis Zamora, el único político que podía pasearse en medio de la efervescencia de las asambleas populares sin ser escupido golpeado o insultado, llegara a la Presidencia de la Nación via elecciones, si estas se hacían en ese momento. (Zamora estaba primero en las encuestas, por primera vez para alguien de izquietda.) Pero, Duhalde calmó las aguas. Y sus técnicos, Lavagna, Remes Lenicov, y otros, le encontraron el agujero al mate. Se devolvió mas o menos el 70% de lo que estaba atrapado en el corralito (luego corralón) a pesar de que Duhalde había jurado: "El que depositó dólares recibirá dólares". Sí, pero no dijo que recibiría sólo el 70% de los dólares. No obstante, era mejor que nada. Y la clase media se calmó. Los caceroleros que coreaban "piquete y cacerola, la lucha es una sola", volvieron a sus hogares y los piqueteros volvieron a ser para ellos "esos negros que cortan calles y nos hacen llegar tarde a la oficina". El duhaldismo había logrado el objetivo. A los dos años, con las aguas mas calmas, se llamó a elecciones y, una vez mas, la izquietda obtendría el 2% de los votos. Lavagna simplemente fue uno de los técnicos economistas del capitalismo que contribuyó a ese "logro". Técnico. No político. Como quedó demostrado en los debates. Alguien que si para ejecutar duda de igual manera que para hablar, no nos podrá sacar jamás del Tsunami en el que estamos.
Y, por fin, los dos candidatos mas convocantes.
Macri.
Su gobierno hizo unos 300 kms de rutas y el dice que se hicieron 2.800.
Prometió pobreza cero y subió la pobreza. Y, lo mas triste, subió la pobreza infantil.
Se presentó como el paladín de la trasparencia y están procesados dos funcionarios del Banco Central. Además, muchos de sus ministros hicieron un culto del estar de ambos lados del mostrador, obteniendo millonarios beneficios personales con ello.
Aumentó la deuda externa, volvió la dependencia del F. M. I.
Bajó el poder adquisitivo de un modo inusitado.
Tras la "reparación histórica", el jubilado percibe haberes por debajo de la línea de dignidad.
Ahora, parece que está manoteando fondos del Banco Nación (o sea, de todos los argentinos) para no emitir moneda. No le alcanza con el Central.
Desde las PASO hay 20.000 millones menos de reservas.
El Dolar, y con el los precios, sube sin detenerse. E, incumpliendo una ley que el mismo dictó, el Presidente amaga a intervenir pero lo deja cotizar muy por encima de lo estipulado por esa Ley. Eligió ese modo para castigar al pueblo por no haberlo votado. Y, de paso, beneficiar a sus amigos y aliados.
Pero estos datos "macro" que parecen lejanos al pueblo, no lo son. Porque todo este desaguisado, esta inflación con estancamiento (estanflación, invento argentino) este desastre organizado, es el que lleva a que haya un 10% menos de consumo de leche. ¿Hay que aportar algún otro dato para entender la perversidad del modelo macrista?
Y, por último, el conservador candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, que no sabe como hacer para esquivar las balas que apuntan a la inocultable corrupción kirchnerista, esa corrupción que fue la culpable de que exista un Macri. El que encarna el menor mal posible. El que, graciosamente, es considerado de izquierda por mas de un analista internacional. El mundo está tan recostado a la derecha que cualquiera puede patecerse al Che Guevara. Una vergüenza. Negarle al Peronismo su caracter popular (excepción hecha del corrupto, mentiroso y neoliberal Menem) sería necio. Atribuírle catacterísticas revolucionarias, también. ¿Alcanza con lo menos malo?
Cuando el pueblo despierte, tal vez no nos encontremos ante tan horrorosa encrucujada como la del próximo Domingo. Por ahora, las urnas sólo causan desazón.