jueves, 31 de diciembre de 2020

QUE EL AÑO NUEVO DE 2.O22 NOS ENCUENTRE SIN BARBIJOS!!!

 Uno siempre se tienta a hacer balances los fines de año. 

Pero, me voy a resistir a esa costumbre bancaria, aunque trataré de reflexionar sobre el hecho mas importante del año para el planeta todo.

Obviamente, hablo del coronavirus.

El Covid 19 nos confirmó que nunca, ni siquiera en el peor de los escenarios, se van a dejar de lado los odios, los prejuicios o, simplemente, "la grieta", fogoneada por quienes adoran el poder, aunque esta grieta se haya cobrado vidas en el marco de la pandemia.

Es difícil que la gente comprenda que hay un motivo fundamentalmente importante que ha llevado a algunos países a que el Covid casi no los castigue. Y, justamente, se trata de países en los que no hay lucha de clases, como diría Carlos Marx, o grieta, como lo rebautizara Clarín.

China, 160 millones de habitantes, epicentro de la pandemia: 87.000 casos. 4.600 muertes.

Cuba, bloqueada comercial, política, militar y socialmente, 11 millones 300 mil habitantes: 11.800 casos. 146 muertes.

Vietnam, 1.300 kms. de frontera con China, casi 99 millones de habitantes: 1.400 casos. 35 muertes.

Venezuela, bloqueada, sancionada, con fondos incautados en el extranjero, con dos Presidentes, 28 millones 400 mil habitantes: 113.000 casos. 1.025 muertes.

¿Cuál es el denominador común en estos países?: No hay capitalismo, o casi. O sea, el capital (el dinero) si bien no deja de ser importante, ocupa un segundo plano, detras de la vida. Así de sencillo.

Ellos no tienen ex presidentes perversos que, estando en Francia, digan: "Acá se respira libertad", comparando maliciosamente ese país con el propio, cuando Francia salía de la primera ola del virus y su país sufría el alza de esa primera ola, obligando a quedarse en casa y extremar los cuidados. Ex Presidentes que no digan nada cuando en Francia, por la segunda ola, llegó el toque de queda. Ex Presidentes que fogoneen marchas anticuarentena, o antivacuna o, sencillamente, anti todo.

Pero, peor aun, ellos (y casi ningún país del mundo, salvo contadas exepciones, como la poco concurrida quema de barbijos en Berlin) no tienen millones de tontos que apoyen con su concurrencia o con su discurso, esas marchas antitodo.

Y tampoco tienen un Presidente que no se anime a emitir suficiente moneda para compensar el stop de la economía. No tienen un Presidente al que la oposición vernácula y el stablishment económico global le tuerzan el brazo y lo obliguen a suavizar el aislamiento social, aunque esto traiga mas muertes. No tienen un Presidente que flexibilice las medidas restrictivas en base a las camas de terapia intensiva disponibles. 

Ciertamente, hubiese sido mejor si no disponíamos de camas de terapia intensiva, ya que, si la idea era no pagar el costo político de tener que elegir a quien salvar y a quien dejar morir, como en algún momento sucedió en Estados Unidos, España o Italia, se habrían tomado las medidas restrictivas necesarias para evitar muertes.

Nuevamente digo "peor aun", nosotros tenemos millones de ciegos que, sólo por apoyar a un color político (o por repudiar a otro color político) no son capaces de reconocer lo que se hizo mal y justifican todo sin fundamento serio alguno.

Borges sabía decir "Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles". Despojándonos de toda inclinación político-partidaria pero, observando la realidad, bien podríamos decir: "Los argentinos no son buenos ni malos, son incorregibles".

Mi única esperanza es que, ojalá mas temprano que tarde, se produzca un crecimiento intelectual individual y colectivo en Argentina y en el mundo, que permita comprender las cuestiones de fondo que nos llevan a tanto desastre. Y una de esas cuestiones de fondo (la mas importante a mi juicio) se llama capitalismo. Un sistema que debería estar perimido hace años, debido a su fracaso, que es estructural y no por su implementación. Un sistema que permite y prohija que el patrimonio de las 8 personas mas ricas de la tierra sea igual al de los 3.600 millones (medio planeta) mas pobre. Un sistema que permite que los obscenos despilfarros en guerra sean mas que lo que haría falta para que no muera nadie de desnutrición. Un sistema que gasta en seguridad mas que en educación. Un sistema que, ante la pandemia, privielegió la economía a la vida, sin entender en su ceguera que a la economía la hacen los seres vivos.

Podría seguir un buen rato pero quiero tener tiempo para descorchar la sidra y, en ese momento, expresar mi deseo, que es el siguiente: Ojalá el raciocinio le gane al egoísmo y al individualismo y, a pesar de todo, ojalá el próximo fin de año, para el que faltan 365 días, (ya que este no) nos encuentre unidos y sin barbijo. Y, por último, ojalá que el año próximo en lugar de contar 83 millones de contagiados de coronavirus, contemos 83 millones de contagiados de solidaridad y de amantes de la igualdad y la justicia social.



miércoles, 25 de noviembre de 2020

HASTA SIEMPRE DIEGO

Surgió de lo mas bajo y llegó a lo mas alto en un abrir y cerrar de ojos.

Nació y se crió en Villa Fiorito. Iba a practicar a los 12 años de edad a Argentinos Juniors en verano con un pantalón de corderoy, porque era el único que tenía.

Fué durante casi cuarenta años una de las 100 personas mas famosas del mundo. 

Así como a un artista se lo debe juzgar por sus mejores obras, no estaría mal que a Diego se lo juzgue por sus aciertos antes que por sus errores. Es decir, por su admiración por Fidel antes que por su amistad con Menem. Y, en la cancha, por sus tantos partidos en la selección, por su golazo a los ingleses, antes que por su pálido paso por Newells Old Boys.

Párrafo aparte para algunos periodistas que hoy aparentan dolor. Son los mismos que lo fustigaron, sin comprender sus orígenes, sin saber lo que significa ser Maradona, viniendo desde el subsuelo, sin valorar su rebeldía, su postura siempre a favor de los humildes, sus peleas con la F. I. F. A., etc.  Probablemente, a ellos, y a los importantes medios en los que se desempeñan, lo que les molestó siempre fue su origen. 

Decimos entonces: Aguante Fiorito.

Y te damos las gracias diez, por hacer justicia con los ingleses. Fué por los ingleses, socios del equipo Ligier, que uno de los mejores pilotos argentinos de la historia (Oscar "Poppy" Larrauri) no pudo continuar su carrera en la Fórmula 1 tras ser campeón europeo de la Fórmula 3. Sólo porque era 1.982. Sólo por ser argentino. ¿Qué tenía que ver Malvinas? Poppy debió esperar varios años para acceder a la máxima categoría del automovilismo mundial, hasta que, ya tarde, por su edad, logró subir al último auto de la grilla, el Minardi. E igual lo hizo andar mas rápido de lo esperado.

Diego se vengó, quizás sin saberlo, de aquella injusticia que truncó la carrera deportiva de otro argentino. Y sacó a los ingleses del mundial 86. Y nos dió a todos los argentinos una pequeña (gran) alegría, tras la tristeza que significó la actitud pirata del imperio británico (como siempre y como en todas partes) en Malvinas.

También logró en Italia, que el sur estuviese menos olvidado.

Y siempre se enfrentó al establishment. No es poco para un "simple" jugador de futbol.

Esta vez, Maradona no pudo con Maradona. Cada día le costaba mas la lucha. Con sus contradicciones, con sus errores, con su entorno, por su salto a la fama, por los aduladores, por el negocio que estaba por encima del hombre. Nunca fue fácil para Maradona ser Maradona. Y esta vez Maradona dijo basta. 

Habría mucho mas para decir...

Hay poco mas para decir.

Chau genio. Hasta siempre.

viernes, 14 de agosto de 2020

UN MÉDICO POR LA VERDAD EN SERIO

 Otras Campanas

PANDEMIA – Carta abierta a los imbéciles

PÁJARO ROJO
14/08/2020 22:04

Mi nombre es Juan Manuel Jiménez Muñoz. Soy médico de familia en Málaga. Tengo 60 años, y ejerzo mi profesión desde hace 35. Mi número de colegiado es el 4.787. Y este dato lo aporto por si alguien, a raíz de esta lectura, me quiere denunciar o poner una querella. Será un honor.

El método científico, desde Galileo Galilei, nos ha sacado de las sombras. La electricidad, la radio, la televisión, los GPS, los teléfonos, los viajes espaciales, los antibióticos, las vacunas, los telescopios, la anestesia general, el saneamiento de las ciudades, la depuración del agua, las radiografías, las resonancias, los rascacielos, los aviones, los trenes, el cine, las fotografías, los ordenadores, y nuestra vida al completo, dependen de una ocurrencia de Galileo. Una ocurrencia en tres pasos para averiguar entre todos cómo funciona el mundo:

1-Establecer una hipótesis plausible sobre un problema concreto. Por ejemplo: “yo creo que el agua estancada contiene unos animalitos minúsculos que causan enfermedades”. O: “yo creo que cuando un imán gira alrededor de una bobina se genera una corriente eléctrica”. O: “yo creo que la Tierra gira alrededor del Sol, y no al revés”.

2-Realizar experimentos para comprobar la veracidad o la falsedad de esa hipótesis.

3-Publicar los experimentos para que cualquier otro los pueda reproducir, afirmar o refutar.

Y ya está. Qué tontería. Y gracias a eso, Y NADA MÁS QUE A ESO, la sociedad de 2020 es completamente diferente a la de 1700. Diré más. Si como por arte de magia pudiésemos trasladar un habitante del año 1 hasta el año 1700, apenas notaría diferencias en lo esencial de la vida: se adaptaría sin problema. Pero si trasladásemos a un habitante del año 1700 al 2020, se moriría del susto. Literalmente.

Gracias al método científico tenemos herramientas para erradicar una pandemia, o para hacerla soportable: la del coronavirus, por ejemplo. Gracias a la ciencia no hay viruela. Gracias a la ciencia no hay leprosos en Europa (o son casos muy contados). Gracias a la ciencia, los pacientes VIH positivos ya no se mueren de SIDA, sino que llevan su enfermedad como los pacientes crónicos. Gracias a la ciencia, muchos cánceres se curan.

Y que después de 300 años de éxitos tenga uno que soportar lo insoportable, resulta estremecedor: la caída del modelo y la sustitución por la farsa, por la charlatanería, por la incultura, por el pensamiento mágico, por la vulgaridad, por el despropósito y por la democracia aplicada a la ciencia, donde el analfabeto opina sobre el coronavirus en igualdad de altavoces que el más docto catedrático de virología, y donde los tratamientos y las medidas de contención de una epidemia son a la carta.

Hay grupos organizados que parecen añorar la Alta Edad Media, aquella que tan magníficamente plasmó Umberto Eco en “El Nombre de la Rosa”: con su mugre y sus hambrunas, con sus gentes muriéndose de peste o de viruela, con los libros encerrados en monasterios sin acceso para nadie, sin luz eléctrica, sin agua potable, sin nada.

Aunando esfuerzos, una mezcla infernal de terraplanistas, antivacunas, conspiranoicos, sectas satánicas, neonazis, adoradores de ovnis, hedonistas ácratas, cazadores de masones, fetichistas de los porros, delirantes con el 5G, ecologistas que no han visto jamás una gallina e imbéciles con pedigrí, pululan en todas las redes sociales instaurando una nueva religión que, mucho me temo, está calando más de lo que imaginaba en una población carente de cultura y liderazgo. Eso no es nuevo. Tarados los hubo siempre. Pero médicos y biólogos liderando imbéciles acientíficos y abjurando de la ciencia para adquirir una fama pasajera, eso nunca lo viví. Y nunca pensé que mis ojos lo verían. Y nunca creí que los Colegios de Médicos, o de Biólogos, giraran la cabeza hacia otra parte y no alzaran su voz contra el medievalismo.

Que un grupo de 200 médicos se autodenomine “Médicos Por la Verdad”, ya es una ofensa gravísima para el resto de los médicos que ejercemos en España, que somos 160.000. Porque quiere decir, ni más ni menos, que los 159.800 médicos restantes que no estamos en la secta somos “Médicos Por la Mentira”. Y a mí no me llama mentiroso ningún hijo de la gran puta. Por mucho título que tenga.

Que se estén dando conferencias, y publicando libros (uno de ellos con seis ediciones en un mes), para afirmar que no hay pandemia, o que los individuos sin síntomas no contagian, o que esto es igual que una gripe, o que es preferible la experiencia personal a las publicaciones científicas revisadas por pares, o que el dióxido de cloro funciona contra el coronavirus, o que el dióxido de cloro no es tóxico, o que las vacunas que existen ahora provocan autismo, o que las vacunas llevan microchips para controlarnos, o que los aviones esparcen desde el cielo cristales para contagiarnos, o que no llevar mascarillas es un acto saludable de rebeldía, resultaría risible si no fuese mortal de necesidad, y si quienes defienden esas barbaridades fuesen mariscadores gallegos, aceituneros andaluces o pescadores cántabros, y no licenciados o doctorados por una Universidad.

Hace poco, sesenta imbéciles acudieron a Las Canarias para reunirse en una playa a contagiarse a propósito. Habían quedado por Internet. Y yo, desde mi muro, acuso a quienes deberían ser líderes sociales, y no lo son, de favorecer esos comportamientos criminales con sus discursos absurdos.

No es época de división, ni de actuar cada uno a su bola. Por desgracia, nadie lidera la crisis. Es evidente. Digo ningún político. El Gobierno Central ha dimitido de sus responsabilidades. Incluso tiene que sobornar a los autonómicos para que acudan a las reuniones. 17 Reinos de Taifas, 17 desastres organizativos. A cuál peor. Ni una puñetera norma en común. Ni un solo registro compatible. Y además de eso, por si fuese poco, una sarta de embusteros con el título de licenciado envenenan a la sociedad en lugar de aconsejarla, de guiarla, de cuidarla, prestándose a decir lo que muchos quieren escuchar, lo que ahora vende: que el coronavirus es un invento de las superpotencias para disminuir la población mundial, para enriquecer a las farmacias y para cargarse a los ancianos, pero que, sin embargo (y mira tú que curiosa paradoja), la tal pandemia no existe.

Compañeros médicos, biólogos, abogados, farmacéuticos y licenciados de toda clase y condición que habéis optado por llevarnos otra vez a la Edad Media: sois la vergüenza de la profesión, y no sois dignos de que os llamemos compañeros, y mucho menos científicos. Sois pocos, pero metéis mucho ruido y confundís. Sois pocos, sí. Pero mala gente. Y decís cosas por las que, de haberlas dicho en la Facultad de Medicina o de Biología cuando eráis estudiantes, jamás habríais obtenido ese título del que ahora os valéis para vuestro propio beneficio. Un título del que, si de mí dependiera, seríais desposeídos de inmediato. Lástima que no se pueda.

Podría elegir muchas estupideces de las que defendéis, muchas barbaridades solemnes, pero me centraré en una sola, que en vuestra boca merecería la cárcel: “las personas sin síntomas no contagian”. Cagoentóloquesemenea. ¿Dónde estabais el día que explicaron la tuberculosis, o el SIDA, o la varicela? ¿No contagian los VIH positivos a pesar de estar asintomáticos? ¿No hay tuberculosos bacilíferos sin síntomas de enfermedad? ¿No se contagia la varicela desde pacientes en fase prodrómica? En fin. Mejor callar, que me van a estallar las meninges.

Sois líderes que habéis elegido no serlo para convertiros en bufones. Y eso, en época de zozobra, no tiene perdón de Dios. Ojalá se os seque la yerbabuena.

Ah. Y otra cosa. Mis señas las di al principio. A ver si tenéis cojones para meteros conmigo. Cojones, digo; ya que neuronas… las justitas pa beber sin ahogarse.

Cagoentó.

Firmado: Juan Manuel Jimenez Muñoz, Médico del Servicio Andaluz de Salud, Colegiado en Málaga 4787.

martes, 23 de junio de 2020

VICENTIN

https://m.youtube.com/watch?v=_CfBgPNrsKQ

IM PE CA BLE

Un gusto y un honor haber compartido micrófono con vos, Carlitos, en tu programa "Radiohistorias" de Radio Universidad de Rosario.

lunes, 22 de junio de 2020

LOS MISMOS

Son los que reverenciaron a Bernardino Rivadavia cuando inauguró la deuda externa con el préstamo otorgado por la Baring Brothers.
Ese presidente que antes de irse vendió el mobiliario (incluído el sillón) de la casa de gobierno, como si hubiese sido de su propiedad. El que se denomina sillón de Rivadavia es el sillón de Roca.
(Confundir lo público y lo privado - la política institucional con la política partidaria - no fue exclusividad del peronismo que, irrespetuosamente, ha metido a sus militantes a cantar la marchita acompañándose con el bombo en todo acto oficial de gobierno que se cruce. El insigne Bernardino ya se "confundía" en 1.827, vendiendo hasta las plantas de la casa de gobierno. Y quedándose con el producto de esa venta.)

Son los que aplaudieron al zorro Roca cuando, tras producir la matanza del desierto, le regaló 10 millones de hectáreas de campo a los miembros de la recientemente fundada Sociedad Rural Argentina, cuyo presidente y fundador era José Toribio Martínez de Hoz, bisabuelo de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de economía del genocida Jorge Rafael Videla.

Son los que apoyaron a Marcelo Torcuato de Alvear (radical) en detrimento de Hipólito Yrigoyen (radical, "progresista avant la lettre").

Son los que nunca condenaron a la derecha aliada con los militares que en 1.955 bombardearon con sus aviones la plaza de mayo, masacrando civiles inocentes y desarmados, con un saldo (reconocido, y mucho menor al real) de 350 muertos. Total, eran cabecitas negras.

Son los que se alegraron cuando los montoneros se fueron de la plaza tras ser tratados de imberbes por un desagradecido Perón, que olvidó la importancia de la lucha para el retorno del líder, de la que montoneros fue parte, mientras, irónicamente, decía: "El mundo tiende al socialismo"...

Son los que el 24 de marzo de 1.976 aplaudieron. Los que, a los pocos meses, miraron para otro lado. Los que pusieron el rabo entre las piernas, juraron su odio al Che y a Silvio Rodríguez y en el 82 decían: "A mi los militares nunca me molestaron".

Son los que se iban a Miami durante la presidencia de Menem y traían dos televisores, tres cámaras fotográficas y cuatro tostadoras eléctricas, aprovechando el uno a uno, sin que les importara que el asalariado medio perdiera (en dólares) mas del 30% del poder adquisitivo, o que la Argentina viera esfumarse su patrimonio vía privatización de todo lo que el Atila riojano encontró a su paso.

Son los mismos que en 2.001 protestaban contra el corralito (y contra un presidente que habían votado) y gritaban: "Piquete y cacerola, la lucha es una sola" y, cuando Duhalde les devolvió parte de sus ahorros, se calmaron y los piqueteros volvieron a ser "esos negros de mierda que no me dejan pasear con mi auto".

Los mismos que apoyaron a Macri "con tal de sacarnos a la yegua de encima" pegándose un tiro en el pie y no reconociendo que el macrismo fue una banda de ladrones que integró el gobierno mas corrupto de la historia argentina (hasta ahora) con record de funcionarios procesados. Gobierno que bajó el presupuesto asignado a ciencia, a salud y a educación. Nada menos. Y (una vez mas) llevó al suelo el poder adquisitivo del asalariado.

Los mismos que no quieren ver que Vicentín nos viene metiendo la mano en el bolsillo a todos los argentinos desde hace 40 años cuando el entonces funcionario de economía, Domingo Cavallo, le perdonó (hizo que todos los argentinos le perdonásemos) una deuda de 2 millones de dólares que la empresa tenía con el Estado. Una bicoca al lado de los 18.000 millones que debe ahora.
Y ese no querer ver los lleva a hacer banderazos a favor de quien nos roba.
Es increible. Los mismos que le decían al Presidente que no fuera al acto en el monumento a la bandera para evitar posibilidades de contagio, van al monumento a la bandera, violando la cuarentena, cual esclavos fieles defendiendo a su amo. Pasan por la vereda del amo y eso les hace pensar que van a ser amigos. No entienden que el amo no se hace amigo del esclavo. Que nunca va a salir de su residencia, ni siquiera para saludarlos a lo lejos.
Hay que no entender nada! Ni querer entender. Son como los que no respetan los carteles de pare. Saben leer. Pero no leen. No quieren leer. Porque leer implica un compromiso con el prójimo.
Son malas personas. Y tienen pocas neuronas.

Se entiende. Sus amos son iguales de brutos. Son incapaces de diferenciar a un presidente timorato como Fernandez de un comunista.
Fernández!!!, incapaz de apelar el fallo de un ignoto juez al servicio de Vicentín, con un desconocimiento supino de nuestra Constitución.
Si Fernández es comunista, quien escribe estas líneas es Brad Pitt.
Pero es que son brutos como los animales, que al no entender nada se sienten atacados por cualquier cosa, confunden una sonrisa con alguien que les muestra los dientes para atacarlos, se asustan. Y, en consecuencia, atacan ellos primero. Ven comunistas por todas partes. Se asustan y atacan. Y ya lo dice el viejo acerto: "No hay nada peor que un burgués asustado".
Por si no lo sabían (los medios capitalistas lo callan) les informo que Vietnam, un pais con 95 millones de habitantes y 1.300 kilómetros de frontera con China, que fue donde surgió el coronavirus, tiene 349 casos de la enfermedad, y ningún muerto.
Ah!, olvidaba decir que el gobierno vietnamita entendió que a la economía la hacen los seres vivos y, por ende, cuidó la vida de sus habitantes. Trump, por suerte, no gobierna allí.
Vietnam tiene un gobierno comunista.
Y, ya que estamos informando, hace unos días, Venezuela terminó de construir (con todos los protocolos sanitarios, por supuesto) y empezó a entregar (en plena pandemia) 100.000 viviendas sociales. Allí tampoco gobierna Trump, ni Bolsonaro, ni Piñera...

Quiero ser Venezuela.

Quiero ser la comunista Vietnam.

Quiero un mundo mejor. En el que los mismos entiendan quien debe ser su aliado y quien es el enemigo.

lunes, 25 de mayo de 2020

LA REVOLUCIÓN INCONCLUSA

El 25 de Mayo de 1.810, Belgrano, Beruti, Casteli, Diaz Velez, French, Moreno, Paso, Rodriguez Peña, Rodriguez, Saavedra, Viamonte y Vieytes logran la destitución del Virrey Cisneros pero juran lealtad a Fernando VII, Rey de España.
Esa dicotomía se resuelve seis años mas tarde, un 9 de Julio.
Desde el comienzo de nuestra historia como Nación abundan las dicotomías y contradicciones y, por sobre todo, las posiciones encontradas y, lo que es peor, irreconciliables. 
Por eso es un error hablar de grieta. Sólo puede agrietarse lo que alguna vez estuvo unido. Y, desde el fondo de nuestra historia, hay dos modelos de pais en pugna que nunca estuvieron unidos.
Lo que deseaban, soñaban, e impulsaban los doce apellidos ilustres mencionados en el primer párrafo no era compartido por la totalidad de los habitantes de estas tierras, ni mucho menos.
Y esos dos modelos (que no son mas ni menos que una palmaria demostración, en la práctica, de la lucha de clases, que un tal Carlos Marx describió hace algún tiempo) sigen en pugna.
Aun hoy hay quien toma una sola parte de la estadística y asido a ella, alaba, por ejemplo, a la Argentina que en 1.895 y 1.896 era considerado el pais mas rico del mundo debido a su ingreso per cápita, lo cual es cierto y es reconocido a nivel mundial. Pero, se oculta que el grueso de la población apenas si alcanzaba a comer. Porque no es lo mismo per cápita que para todos. Porque no es lo mismo la Argentina que los argentinos. Ponga Ud. a vivir a Bill Gates, jeff Bezos y George Soros en el medio de la villa miseria que mas le guste y el ingreso per cápita de esa villa estará entre los mas altos del mundo. Pero los habitantes del lugar seguirán sufriendo las privaciones de siempre.
Las estadísticas son útiles pero, según como y quien las use, pueden ser engañosas.
Hay que escarbar un poco mas en la historia para entender algunas cosas. 
¿Por qué las clases dominantes nunca quisieron comprender que impuesto no es sinónimo de robo, y boicotearon a todos los gobiernos populares que tuvo nuestro país, interrumpiendo cíclicamente nuestro crecimiento por el sólo hecho de que ese crecimiento iba acompañado de una mas justa distribución de la riqueza, lo que impidió que siguiéramos estando entre los mejores del mundo como hace 125 años?
Así como decía Borges con ironía (y algo de verdad) "Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles" podríamos afirmar, sin equivocarnos "los oligarcas son malos e incorregibles".
Lamentablemente hay cuestiones que parecen no tener retroceso. Hitler perdió la guerra pero hubo cosas del nazismo que han marcado a fuego a casi todo el mundo. Y una de esas cosas es la maquiavélica postura de su ministro de propaganda, Joseph Goebbels y su idea de la "campaña permanente". La campaña está por encima de todo. Y no se detiene. (Obsérvese EE UU. La campaña, para Trump, está por encima del coronavirus.) Esto comenzó, tibiamente, con algunos de nuestros Presidentes antes de la década de los 90 pero lo acrisoló Carlos Saul Menem y, desde el sultán de Anillaco para acá, lo hicieron todos. Y también la oposición. El mismo dia en que se pierde la elección, se deja el poder y se pasa a la oposición, es aprovechado como una buena ocasión para iniciar la campaña que lo puede llevar de nuevo al poder. Y, quien llega al poder, continúa en campaña mientras gobierna, de modo de sostenerse en el tantos años como le sea posible.
Esta perversidad hace que se esté siempre intentando convencer a los demás y, si para ello hay que mentir, se miente. Y si se descuida en algo el gobernar, no importa.
La disputa por el poder es permanente. Y, lo peor de todo es que los verdaderos poderosos (ese uno por ciento mas rico de la sociedad que para muchos permanece en las sombras) cuentan con casi todos los medios posibles como herramientas para protagonizar la disputa.
T. V., radio, diarios... Y, parcialmente, redes sociales.
Contra todo eso es difícil luchar. Y, para colmo, eso es lo que ayuda para generar odios, confundir. Todo vale. Acá también está primero la campaña. Se le dice autoritario y ¡¡¡¡¡comunista!!!!! a un gobierno por el confinamiento pero, el trasfondo es la posible implementación de un miserable 1% adicional de impuesto a la riqueza para ayudar a paliar la crisis generada por la pandemia y la alta imagen del Presidente, que se busca erosionar.
En serio, los oligarcas son malos e incorregibles.
Envidio a los revolucionarios de Mayo. No tuvieron que luchar contra todo lo que un revolucionario tiene que luchar hoy. Pusieron su inteligencia y su cuerpo para alcanzar los logros. Y lo consiguieron.
No es poca cosa. No cualquiera pone el cuero y arriesga la cabeza. Fueron y son hombres en el mas cabal sentido de la palabra. 
Y uno no puede menos que enorgullecerse de haber nacido en la misma tierra que ellos.
En la actualidad, la lucha es menos heróica, pero mas compleja y, por ende, mas difícil. 
Por eso, un enorme abrazo a todos los que hoy siguen teniendo el sueño libertario casi imposible de aquella revolución inconclusa y, (siguiendo humildemente el ejemplo de los próceres que en 1.810 lograron que nos saquemos de encima al Virrey de España) luchan para que algún dia podamos sacarnos de encima al capitalismo que, con sus múltiples, sofisticadas y, a veces, invisibles facetas, es el esclavizador de hoy, del que todos, nos guste o no, somos súbditos.


viernes, 15 de mayo de 2020

EL DOLAR ES MAS QUE EL DOLAR

El tremendo desastre sin precedentes en el que está sumido Estados Unidos merced a la locura, la ignorancia, la prepotencia y el narcisismo de Donald Trump, uno de los peores presidentes de la historia, ya no de EE UU, si no del mundo, contrasta con el modo de otros países de afrontar la difícil emergencia sanitaria causada por el coronavirus.
Vietnam, sin un solo muerto, China, que, a pesar de haber sido el lugar en el que se originó todo, comenzó a controlar la situación, Asia en general. Y, en nuestro continente, Venezuela y Cuba, (a pesar de todo) y otros países, entre los que nos encontramos nosotros.
Hay que destacar que EE UU, además de ser el pais con mas muertos y contagiados por la pandemia, está sufriendo el peor momento de su historia en lo económico. Baja de su producto bruto a límites insospechables, caída inusitada de su producción, millones de desocupados. A pesar de que el troglodita que preside ese pais privilegió la economía ante la pandemia.
Del otro lado, decía, está Argentina. En cuanto a lo sanitario, hasta ahora, 8 muertos, aproximadamente, cada millón de habitantes, mientras en EE UU son unos ¡¡¡250!!! por millón de habitantes. Dicho de otro modo: El 3000 por ciento mas que nosotros.
Y, en lo económico, mientras los despidos, por millones, allá son moneda corriente, acá están prohibidos y (casi) no se están produciendo. Con parches, con tibieza, con improvisación, pero, acá se están paliando los efectos de la pandemia. La caída de la economía es durísima, es cierto (acá) pero, es menor a la que se sufre allá.
Considerando esto entonces, (y no hace falta considerar otra cosa si se es serio) ¿porqué al asumir la presidencia (acá) Alberto Fernández el dolar cotizaba ¡¡¡a la mitad!!! de lo que cotiza hoy, si los indicadores económicos (allá) son mucho peores que los nuestros desde el advenimiento de la pandemia al continente?
Y, si. Porque no somos nada de lo que creemos ser. 
Hay registro histórico de colectivos en otras latitudes, antes de que en Argentina circulara el primero. El dulce de leche lo inventaron los chilenos. Ladizlao Biró, a pesar de estar en la Argentina cuando inventó el bolígrafo (la birome) era polaco. Y se podría seguir...
Entonces, es de esperar que las potencias exporten sus crisis y nosotros las importemos. Es obvio que si el dolar cotiza el doble de lo que cotizaba hace cinco meses (una verdadera locura) la Argentina toda cuesta la mitad de lo que costaba hace cinco meses. Cualquier empresa de nuestro pais podría ser adquirida con la mitad de los dólares que hubieran sido necesarios para comprarla hace cinco meses. Y, como los organismos multilaterales de crédito y los buitres son mas de allá que de acá, la facilitación para la salida de la crisis operará en favor de los de allá, dado que, además, ellos son la locomotora que tracciona el injusto tren del capitalismo y nosotros somos menos que el furgón de cola.
Tal vez, para que no quedemos tan inermes a la salida de la crisis y para evitar que seamos los argentinos (entre otros tercermundistas) los que paguemos las consecuencias de los desaguisados de Trump, habría que pensar seriamente en prohibir la circulación del dolar en todo el territorio nacional y poner en prisión bajo el cargo de traición a la patria a quien incumpla la ley. Creo que la oportunidad es histórica y el momento es este. Tal vez así dejemos de lado las estupideces como el colectivo, el dulce de leche y la birome, y empecemos a sentir orgullo en serio por ser argentinos.