jueves, 6 de mayo de 2021

2 MAS 2 NO DA 7

La democracia es un sistema político en el que la soberanía reside en el pueblo. La misma palabra lo dice. Del griego, demos (pueblo) y kratien (gobernar). Obviamente, dada la enorme cantidad de pobladores de un país, esta democracia se efectiviza a través de representantes. (Imagínese, si no, lo que sería una asamblea compuesta por 40 millones de argentinos, en vez de una por 257 diputados y otra por 72 senadores.) Esto se traduce, livianamente, en la frase: "Democracia es cuando el Gobierno hace lo que el pueblo quiere". 

Me permito, por lo menos, ver esta frase con algún reparo.

Se supone que, si el pueblo elige representantes, queda en manos de estos la toma de decisiones. No estoy diciendo que se le de un cheque en blanco a los políticos y que no se pueda cuestionar nada pero, no estaría mal que los cuestionamientos fuesen con fundamentos válidos, no basados en oponerse por oponerse.

Y tampoco estaría mal que los gobernantes gobernaran. Que, por una vez, tomen las decisiones que deban tomarse, sin mirar las redes sociales. 

Es perverso que se fogoneen medidas que ponen en peligro la vida. Y se fogonean. Resulta que a mucha gente, que enaltece al "primer mundo", en este caso no le importa que Ángela Merkel haya suspendido las clases presenciales en Alemania, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, habiendo en ese país menos casos diarios per cápita que los que actualmente hay en Argentina. Y teniendo los alemanes un sistema de salud que nada tiene que envidiarle a la Argentina.

Sin embargo, aquí, vemos (no sin perplejidad) que algunos gobiernos (opositores y también oficialistas) gobiernan en base a encuestas, aplican criterios distintos al Gobierno Nacional, acuden a la justicia (que co-gobierna, peligrosamente) o intentan forzar decisiones por miedo a las próximas elecciones que, por supuesto, le importan mas que la VIDA de la gente.

Entonces aparece Horacio Rodriguez (de segundo apellido Larreta) abriendo las escuelas con el aval de una justicia que hace rato se sacó la venda, Perotti, reuniéndose con el Jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, para tratar de que se revea la calificación de alarma para Rosario y San Lorenzo, así vuelven las clases presenciales, o Javkin, Intendente rosarino, con un argumento pobre y engañoso, tratando de que vuelvan las clases presenciales. Dice Javkin que entre un 18% y un 25% de las camas de los efectores de salud de la ciudad están ocupados por pobladores de ciudades y pueblos vecinos. ¿Y? ¿Están ocupadas las camas o no? Respuesta: ¡SI!. El porcentaje es el que es. No importa si hay pacientes de Funes, Acebal o Pueblo Esther.

En fin... Todo sea por las encuestas.

Me pregunto que hubiese pasado en Vietnam si el Primer Ministro Nguyén Xuán Phuc, (desde el 5 de abril, Presidente de la Nación asiática) hubiese hecho encuestas antes de tomar medidas claramente antipáticas para los 99 millones de vietnamitas. Hoy, ¿podría exhibir los números que exhibe? 

Worldometer (O. N. G. de prestigio mundial, con sede en mas de veinte países) informa en tiempo real los casos de coronavirus en todos los países. Vietnam, que tiene 1.300 kilómetros de frontera con China (epicentro de la pandemia) tiene 3.090 casos y 35 muertos. Su gobierno marxista leninista no hizo encuestas. GOBERNÓ.

Francamente, uno no puede menos que sentir envidia.

Envidia porque ellos entendieron que a la economía la hacen los seres VIVOS.

Envidia porque ellos entendieron que la emisión no genera inflación cuando no aumenta la base circulante en relación a la que hubiese habido en caso de continuar la actividad económica normal. Es decir, entendieron que, en condiciones pandémicas, la emisión no altera la relación oferta y demanda, que es lo que genera inflación.

Envidia porque cuando detuvieron las actividades y cerraron las fronteras, el gobierno se encargó de que a ningún vietnamita le faltase nada.

Tal vez hemos vivido equivocados. Tal vez hubiese sido muy bueno no tener ni una cama de terapia intensiva, ni oxígeno, ... ni nada. Ante una situación así, quizás el Gobierno Nacional, en vez de calcular la apertura o el cierre de escuelas y de otras actividades en base a las camas disponibles, habría tomado otras medidas. Porque, está claro, que si tuviésemos el triple de camas, tendríamos, mas o menos, el triple de muertos. 

Todo se mide en base al porcentaje de camas ocupadas. Si ese porcentaje es del 60%, todo está bien. Pero resulta que ese porcentaje se traduce en un número de muertos diarios. Digamos, 200. Y los muertos no son un número. Son historias que se truncan. Es alguien que no va a volver a menejar un taxi, no va a volver a tocar las teclas de la P. C. en la oficina, no va a volver a empuñar el fratacho, no se va a volver a abrazar con su familia...

Pero esto no le importa a los políticos. Entonces, nos ponemos contentos porque en la provincia de Santa Fe va a haber 29 camas mas para que muera la gente. Eso si, con oxígeno.

Pero los porcentajes, con estas nuevas camas, van a ser distintos. Rosario y Sante Fe podrán cambiar de categoría. Y van a volver las clases presenciales. ¡Eureka! ¡Albricias! Va a motir mas gente pero, los chicos van a ir a la escuela.

Mientras tanto, se sigue gobernando por encuestas. Y mirando las opiniones que se difunden por las redes sociales. Cuando, ciertamente, la democracia es otra cosa. Y los políticos lo saben.

Si yo tengo que decidir si el encofrado de una columna se debe hacer con hierro del 8 o del 12, no lo voy a someter a votación. Lo voy a consultar con un arquitecto, un ingeniero civil y un maestro mayor de obras. A no ser que no me importe que se me caiga algún puente.

Si debo combatir una pandemia, tendré que consultar con expertos en el tema, no mirar las encuestas, ni lo que publican los medios periodísticos aliados con la oposición.

Si estamos reunidas 10 personas y 7 afirman que 2 mas 2 da 7, esto no es así. No todo se somete a la democracia.

Hay que avisarle a Alberto Fernández, Omar Perotti, Pablo Javkin, y al 95% de los políticos de acá y del mundo, que 2 mas 2 da 4.