martes, 23 de agosto de 2016

ARANGUREN ES INOCENTE

A NO CONFUNDIRSE!
Creer que Juan José Aranguren es el culpable del tarifazo es como pensar que hay que meter preso al revólver.
      
    
El Gobierno Nacional sacó a la calle a prácticamente todos sus ministros y junto a legisladores, funcionarios provinciales y de grandes ciudades del país, dialogó con los vecinos y, eventualmente, intentó justificar el aumento sin precedentes de las tarifas de los servicios públicos.
De todo el gabinete nacional el único ausente fue el ex presidente de Shell Argentina y actual Ministro de Energía, Juan José Arenguren. Sin dudas que el Gobierno está evitando, de esta forma, una catarata de puteadas en todos los idiomas y dialectos dirigidas a Aranguren, dado que le cabe la responsabilidad del área. Pero, ¿hay algo más? ¿Se está preparando el terreno para la renuncia de Aranguren?
Tan viejo como la misma existencia de los ministros es su condición de "fusible". Cuando un ministro, por hacer "trabajo sucio", es resistido por la sociedad, el Presidente de la Nación, para "descomprimir", acuerda con este su renuncia. Le da la mano, le agradece los servicios prestados y lo reemplaza por otro. 
Pero, ¿quién es el responsable del plan de gobierno? El responsable es el PRESIDENTE DE LA NACIÓN. 
Aranguren es un fiel soldado de la causa, así como Cavallo, Herman González, etc. etc. fueron soldados del Menemismo. Cavallo podía decir con cierta dosis de razón, que era el "padre de la criatura" pero, el que autorizó el embarazo fue Menem.
Ningún ministro mueve un solo dedo sin la autorización del Presidente de la Nación. El Poder Ejecutivo en la Argentina es UNIPERSONAL. Así lo marca la Constitución Nacional. El Presidente fija los objetivos y los ministros intentan resolver como alcanzarlos.
O sea, el ministro es el revólver. El que lo carga y dispara es el Presidente Mauricio Macri. Abogo entonces por declarar inocente a Aranguren. Y CULPABLE A MACRI. Si se entiende esto, se tendrá claro quien es el enemigo. Y el enemigo es el dueño del circo, no el payaso. A no pensar que la simple renuncia de un ministro resolverá todos los males que nos aquejan. Nadie debería ser tan inocente y cándido como para creer esto.

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