domingo, 2 de octubre de 2016

CANCIÓN DE CUNA PARA EL PRESIDENTE

Resulta que, en algún ratito que me queda libre, me pongo a pasar a la computadora un grupo de unas ochenta y pico de poesías que tengo escritas (seleccionadas de entre más de quinientas) con la intención de dejarlas presentables, (estaban en hojas de papel de toda laya, escritas con letra desprolija y en muchos casos llenas de tachaduras) por si, en un futuro, cercano espero, logro darlas a conocer en forma de libro de poemas, con el beneplácito de algún magnánimo editor, y encontré la que transcribo a continuación, sin tocarle ni una coma. (Treinta años no es nada, ¿verdad Raúl, Carlos Saúl, Fernando, Eduardo, Néstor, Cris, Mauricio?):


CANCIÓN DE CUNA PARA CAMBIAR
UN SILLÓN POR UN COLCHÓN.

Usa en los discursos frases ampulosas.
Que la demagogia sea tu virtud.
Toma frases hechas, lugares comunes.
Pide esfuerzo a todos. No te esfuerces tú.

Duérmase, duérmase, contigo el futuro.
Duérmase, duérmase, duerma, duérmase.

Busca en los archivos frases convincentes,
suéltalas sonriendo, te van a creer.
Duérmete tranquilo sobre los laureles,
aunque sean un fraude,… falsos como ayer.

Despierto el sistema, viva la ambición.
El poder ayuno, de preocupación.
Arrorró planeta, y también el sol,
y cualquier intento de revolución.

Usa maquillaje para los problemas,
que aunque nunca acaben, se verán mejor.
Que no te confunda nadie con reclamos,
primero los tuyos, ¡todo por amor!

Duérmase, duérmase, contigo tu pueblo.
Duérmase, duérmase, duerma, duérmase.

Grita en los mitines, perdiendo el aliento,
así disimulas tu genuflexión.
Culpa por los males a intrigas e inventos,
de esos sabandijas de la oposición.

Duérmase, duérmase, contigo el presente.
Duérmase, duérmase, duerma, duérmase.


El sistema manda. La orden es sufrir.
Duerma usted despierto, y el será feliz.
Duerma Presidente, duérmase País.
Arrorró mi niño y su porvenir.

22-12-88, hora 20.30.

Parece mentira que esto haya sido escrito hace tantos años.
No porque pueda resultar increíble que pasaran estas cosas
en 1.988, sino porque a casi todos los Presidentes que
sobrevinieron a aquella época les caben, perfectamente,
estos mismos versos. Y si, … no aprendemos más. Si no, que
lo diga Discépolo, cuyo “Cambalache” dobla en edad
a esta humilde canción de cuna.   

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