TRAS LA ACUSACIÓN A LA
MADRE DE CRISTINA KIRCHNER (Y LA EVENTUAL INVESTIGACIÓN EN LA QUE CARRIÓ Y
STOLBIZER PODRÍAN ESTAR EN CONDICIONES DE ASEGURAR QUE UNA BISABUELA DE NESTOR KIRCHNER ESTUVO
ALMORZANDO HACE NOVENTA AÑOS CON UN INSPECTOR DE TRÁNSITO DE UNA CIUDAD DEL SUR
CHILENO, LO QUE SUPONE UN INTENTO DE CONGRACIARSE PARA LUEGO PODER ESTACIONAR
SU VEHÍCULO EN CUALQUIER LUGAR NO PERMITIDO SIN PAGAR MULTA) EN LA BÚSQUEDA DE
ANTECEDENTES CORRUPTOS, MAFIOSOS, CRIMINALES, ETC, APORTO ALGUNOS DATOS SOBRE
LA FAMILIA DEL JEFE DE GABINETE MARCOS PEÑA, Y DE SU PRIMO, EL SECRETARIO DE
COMERCIO MIGUEL BRAUN, PARA QUE SE SEPA SU PROSAPIA ESTIRPE Y LINAJE Y, COMO YAPA, ALGUNAS COSITAS DEL PRESENTE QUE
NO TODO EL MUNDO CONOCE.
Fuentes: http://www.laizquierdadiario.com/ , http://indiepolitik.blogspot.com.ar y propia.
Miguel Braun, socio de Mario
Quintana y Gustavo Lopitegui en Pampa Cheese, es sobrino de Federico Braun,
quien es presidente de la cadena de supermercados La Anónima y
vicepresidente de la Asociación de Supermercados Unidos. (Mario Quintana es
secretario de Coordinación Administrativa y Evaluación Presupuestaria; es el dueño
de Farmacity. Gustavo LopItegui es coordinador del Gabinete Económico –el
hombre de la caja-. Fue CEO de la línea aérea de origen chileno LAN, y es socio
de Quintana y Braun en los negocios agropecuarios.)
El libro "Menéndez, rey
de la Patagonia", del historiador español José Luis Alonso Marchante,
narra cómo José Menéndez, inmigrante asturiano, se apoderó de manera
fraudulenta de miles de hectáreas en la Patagonia chilena y argentina y
participó del exterminio de los pueblos originarios.
Marcos Peña es descendiente de los Menéndez. Su madre, Clara Braun Cantilo, es hija de Luis Eduardo Menéndez Braun, que tuvo otros cuatro hijos, además del actual jefe de Gabinete de Macri: Ignacio, Tomás, Julián y Andrés. María Teresa Josefina Cantilo Achával se llama la abuela de Peña. El apellido Cantilo une a los Peña y Braun con los Bullrich, Patricia (ministra de Seguridad, y Esteban, ministro de Educación). Miguel Braun es hijo del economistaOscar Braun, hijo de Mauricio Braun, yerno de José Menéndez y socio en los negocios turbios, facilitados por el genocidio patagónico.
Marcos Peña es descendiente de los Menéndez. Su madre, Clara Braun Cantilo, es hija de Luis Eduardo Menéndez Braun, que tuvo otros cuatro hijos, además del actual jefe de Gabinete de Macri: Ignacio, Tomás, Julián y Andrés. María Teresa Josefina Cantilo Achával se llama la abuela de Peña. El apellido Cantilo une a los Peña y Braun con los Bullrich, Patricia (ministra de Seguridad, y Esteban, ministro de Educación). Miguel Braun es hijo del economistaOscar Braun, hijo de Mauricio Braun, yerno de José Menéndez y socio en los negocios turbios, facilitados por el genocidio patagónico.
José Menéndez,
joven “emprendedor” asturiano, arribó a Buenos
Aires en 1866. Luego se radicó en la Patagonia, donde se transformó en
empresario naviero, comerciante y gran estanciero. Se casó con la montevideana María Behety Chapital y tuvieron nueve
hijos. Josefina, una de las hijas de
José y María, se casó con el, hasta ese entonces, principal competidor de
su padre en toda la Patagonia, Mauricio Braun. En 1908, en Trelew, José Menéndez y Mauricio
Braun, (suegro y yerno) debido a la crisis financiera,
unieron sus empresas y dieron origen a la Sociedad Anónima Importadora y
Exportadora de la Patagonia, que se inició como almacenes generales, con
estancias y una flota naval de su propiedad. Por la extensión y la
complejidad del nombre, los habitantes de la Patagonia la llamaban simplemente
"La Anónima".
Osvaldo Bayer se entrevistó no hace muchos años con el dueño de La Anónima,
Federico Braun, y le planteó que podrían al menos realizar un acto de
desagravio por el exterminio. Éste respondió que él había nacido el año cuarenta
y tantos y no tenía nada que ver con esas cosas que se decían. Esto contrasta
con empresas como Mercedes o Bayer en Alemania, que emplearon trabajadores
esclavos y hoy sustentan museos y fundaciones para dar a conocer esa época
oscura de su historia.
Con más de un siglo de
actividad ininterrumpida, La Anónima
es sinónimo de supermercadismo en la Patagonia y otros puntos del país, con 159
sucursales en 80 ciudades argentinas, posicionándose como la cuarta empresa del rubro en el ámbito nacional y la segunda, tras
COTO, de bandera argentina. "Las leyes de colonización chilenas y
argentinas establecían como límite 30 mil hectáreas para ser entregadas
en arriendo a los colonos, (la intención era que llegaran los inmigrantes
europeos a instalarse con pequeñas estancias ganaderas, como sucedió en Australia)
pero Menéndez, Braun y otros, consiguen que los gobiernos chileno y
argentino se salten sus propias legislaciones para obtener más tierras,
pertenecientes, obviamente, a su habitantes originales. José Menéndez se
movía en los pasillos de los Congresos de Santiago y Buenos Aires con muchísima
habilidad (y dinero), llegando a tener en nómina a gobernadores de la
Patagonia. En Chile, Mariano Guerrero Bascuñan cuando dejó de ser delegado de
gobierno en Magallanes se fue a Santiago y trabajó para los estancieros. En Argentina,
Carlos Moyano, gobernador de Santa Cruz, hizo lo mismo. Existe una
responsabilidad absoluta de los gobiernos", agregó el historiador español
Alonso Marchante.
José
Menéndez y Mauricio Braun, crueles personajes de la historia del país fueron,
entre otras cosas, miembros de la Sociedad Rural Argentina.
Como “grandes
emprendedores y hombres de negocios” se desempeñaron en diferentes rubros. Eran
dueños y patrones en el sur de gran parte del comercio de lanas, frigoríficos,
almacenes, bancos y otros.
Las “campañas del desierto”, desde Juan Manuel de Rosas hasta Julio
Argentino Roca, fueron ejecutadas por el
Ejército Argentino que, en nombre de la Patria, exterminaron a miles y miles de
personas para que estancieros y empresarios se apropiaran de las tierras.
José Menéndez y Mauricio Braun
El escritor Eduardo Galeano aseguraba que “los alambrados de José Menéndez y la introducción de
cientos de miles de lanares en la tierra de los onas, a fines del siglo XIX,
espantaban los guanacos, sustento principal de los selk’nam (por su carne como
alimento y sus pieles para sus vestimentas), quienes vieron una alternativa en
el ‘guanaco blanco’ -como denominaban a la oveja-, desconociendo que era
‘propiedad privada’”. Añade Galeano que “pronto los grandes estancieros se
organizaron y comenzó la cacería de los selk’nam”.
La familia Menéndez Braun no sólo fue responsable, junto al Estado y
otros empresarios nacionales y extranjeros, del genocidio contra los pueblos
originarios, sino que años más tarde fueron también parte de los responsables
de la masacre de los 1.800 peones rurales de “La Patagonia Rebelde”.
Las condiciones de vida y trabajo para los trabajadores en 1920 en la Patagonia
eran terribles. Temperaturas bajo cero, falta de luz, etc. Era Presidente (radical)
Hipólito Yrigoyen y Gobernador (conservador) de Santa Cruz, Edelmiro Correa
Falcón. Los trabajadores, cansados de vivir como esclavos, se largaron a la
huelga y pararon todas las estancias. Miles se movilizaron, y no funcionaron hoteles
ni comercios. Exigían un sueldo mínimo de $ 100, comida en buen estado, dignas
condiciones de higiene, velas para alumbrar en la noche, y que las
instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en español y no en
inglés. Fue una de las huelgas más importantes del siglo XX, protagonizada por
valientes trabajadores argentinos, chilenos y de otras nacionalidades.
Según el periodista Patricio Segura, “en 1921 fueron ejecutados
cientos de peones en la Estancia La Anita, de propiedad de la familia Menéndez
(o Braun Menéndez, para ser más estrictos) cerca de lo que hoy es El Calafate, en
Argentina. Éste fue un episodio más en la huelga general que se produjo en la
Patagonia producto de las desigualdades que por siempre ha habido en este
suelo, muy similar, demasiado, a la matanza de los pampinos que cayeron en
Iquique en 1.907 porque sólo querían un poco de lo que hoy llamamos justicia
social”.
La respuesta del gobierno, los militares, los estancieros y empresarios
como los Menéndez Braun, con el lógico apoyo del imperialismo, fue el intento
de desterrar para siempre la resistencia de los trabajadores.
La cuestión es ideológica, y muy de fondo. Sin embargo no se puede dejar pasar el detalle que indica que entre los principales beneficiados del plan de gobierno de Macri, "casualmente" están los supermercadistas, formadores de precios, además, y vendedores nada menos que de alimentos, lo último que el ser humano puede dejar de comprar. Si bien hay muchas cadenas de supermercados con quince o veinte sucursales regionales en poblaciones vecinas, las principales cadenas nacionales son solo seis. La cuarta es La Anónima, de los parientes de Braun y Peña. Los Super venden el 65% de los alimentos que se consumen. En los primeros diez meses macristas el aumento promedio de los alimentos fue del 74%, (muy por encima de la inflación para otros productos) y el margen de ganancia de los supermercadistas es este año del ¡¡¡¡¡¡ 98% !!!!!!, ¡¡¡el doble!!! del que tenían en años anteriores.
Herederos consecuentes: Esta es la familia de la que descienden
el jefe de Gabinete Marcos Peña y su primo el Secretario de Comercio Miguel
Braun. No son la excepción de otras familias de estancieros, banqueros y
empresarios que llevaron adelante junto a los gobiernos de distintos países y
el imperialismo, masacres contra los trabajadores y el pueblo para expandirse y
garantizar sus riquezas y ganancias. En Argentina sobran ejemplos. Los
Blaquier, los Roca y tantos otros, que fueron beneficiados por los diferentes
gobiernos militares y los gobiernos democráticos, tanto radicales, peronistas o
como el actual de Cambiemos. Sólo me resta decir que entre estos tipos y yo hay ALGO PERSONAL.
Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
y a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto.
La culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien, en la cosa, nada tiene que perder,
pulsan la alarma y rompen las promesas,
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer,
nos ponen la pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente,
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
y a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto.
La culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien, en la cosa, nada tiene que perder,
pulsan la alarma y rompen las promesas,
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer,
nos ponen la pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente,
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.
J. M. SERRAT.
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