Una simpática publicación española dedicada al mundo de los negocios enseña cinismo. Y estas recomendaciones circulan, globalización del capitalismo mediante, entre los empresarios argentinos que, obviamente, toman nota.
Consejos para que tus
despidos sean menos traumáticos
Despedir a alguien no es nunca fácil. Ya sea porque su rendimiento no
es el esperado, porque ha hecho algo imperdonable o simplemente porque una
revisión económica de cómo le va a la empresa te obliga a deshacerte de
empleados, la situación es siempre desagradable. Y lo es para todos: para el
despedido, para el encargado de tomar la decisión, para el que lo comunica y
para el resto de los empleados.
¿Cómo
hacer que la situación sea lo más fluida y menos traumática posible?
¿Cómo evitar que el despido tenga consecuencias desagradables inesperadas?
Intentando hacer las cosas bien desde el principio, acompañando al
despedido en el proceso y no dejándose llevar por temas emocionales. Estos son
algunos consejos:
- Piensa
bien cada despido. Los despidos deberían ser siempre el
resultado de un proceso de reflexión y nunca una decisión tomada en
caliente (si, por ejemplo, el empleado falla en algo o tenéis una
discusión). En el caso de los empleados a los que se echa por bajo
rendimiento, su despido no debería ser una sorpresa: si alguien no rinde,
díselo a tiempo, pregúntale por qué cree que es y asegúrate de que
entiende qué se espera de él. Si, pasado un tiempo, no mejora, no le
sorprenderá ser despedido.
- Hazlo
en privado y nunca solo. Los despidos son temas delicados que debes
tratar en privado con el empleado en cuestión y nunca delante del resto de
la plantilla. Además, es importante que quien despida nunca esté solo: no
se sabe cómo va a reaccionar el empleado y es importante tener testigos
que puedan decir qué pasó en caso de que la cosa llegue a juicio.
- Sé
empático, pero no mientas. La persona que despide debe ser alguien con
tacto, que entienda que es un momento difícil para el empleado y que se
muestre empático y compasivo. Eso sí, eso no significa que haya que
restarle importancia a las cosas o mentir sobre las razones del despido:
si es por su bajo rendimiento, díselo de forma clara; si es porque no hay
dinero para pagarle, también.
- Sé
claro y breve.
Vete al grano desde el principio y no le des vueltas alargando la situación:
es importante que el despedido sepa desde el momento en el que se sienta
en tu despacho la razón por la que está ahí. Prepara bien cómo se lo dirás
y, si es necesario, ten delante la documentación que prueba que él es
quien debe abandonar la compañía.
- Ten respuesta para todo. No solo debes saber decirle por qué se le despide y mostrarle datos que hacen que la decisión sea objetiva, sino también acompañarlo en los siguientes pasos: gestionar días de vacaciones pendientes, explicar a cuánto ascenderá el finiquito (y por qué) y, si el despido es por razones económicas, estar preparado para ofrecer cartas de recomendación.
- Deja que se vaya. Pocas cosas hay más desagradables que tener que quedarse 15 días más en una empresa de la que te han despedido: no solo es raro para el empleado en cuestión, sino para el resto de la plantilla. Enrarece el ambiente y afecta a la productividad. Dile al despedido que puede irse si quiere en ese mismo momento aunque siga en plantilla de forma oficial durante 15 días más. Acuerda con él un día y una hora para recoger sus cosas y listo.
1) Haría falta aclarar si el rendimiento del empleado es bajo o si el que se le exige es alto. O si el rendimiento es acorde al salario que recibe, cosa de la que el punto no habla.
2) Está claro. El empleado debe estar solo, de modo que no tendrá a su lado al delegado gremial ni a nadie que lo represente ni lo defienda. En cambio, el patrón, capataz, gerente o encargado, tendrá que estar acompañado, por las dudas.
3) Hay que mostrarse empático y compasivo con el despedido. Mostrarse. Que no es lo mismo que ser. ¿Está claro? Pasando en limpio: Hay que ser falso con el despedido.
4) Un ejemplo de ejecutividad. En fin...
5 y 6) El objetivo es echarlo. La idea es que se vaya. Todo está orientado a tal fin. Y que se vaya ya. Lo demás no importa.
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