domingo, 22 de abril de 2018

AL PRO LE DUELE PERO LE GUSTA

No hace tanto tiempo, Mauricio Macri, con una mano en el pecho y actitud actoral, aseguraba que le dolía la pobreza.
Ahora es el ministro Rogelio Frigerio el que vuelve sobre el ítem y asegura que le duele el aumento de las tarifas pero que el gobierno no tiene otra salida, que así vamos a terminar con la pobreza, que hay que evitar el populismo, la demagogia, etc.
Francamente, estoy harto de explicar siempre lo mismo. Pero, sin subirme al pedestal de la soberbia, mas harto estoy de que siga habiendo tanta gente que no lo entienda. Tanto tonto fácilmente engañable.
La energía eléctrica, el gas y el agua son derechos humanos básicos. No pueden ni deben faltar en ningún hogar.
Abro paréntesis: Actualmente hay hogares a los que alguno de esos servicios no llega. Y el Gobierno, único responsable de esa carencia, mira, como lo hicieron todos los gobiernos anteriores, para un costado. Cierro paréntesis.
Ya que últimamente los gobiernos de Argentina se empeñan en delegar el abastecimiento de luz gas y agua en empresas privadas, debe encargarse, cuanto menos, de que estos servicios estén al alcance de todos.
Si las empresas, para brindar los servicios, deben percibir 10 pesos para que el sistema funcione correctamente, no se corte el suministro y obtengan rentabilidad (este último item es deleznable pero, por un instante, aceptémoslo) y hay unos 38 millones de argentinos (mas o menos el 90% de la población) que, en algún caso puede pagar 7, en otro 5 y en otro 3, la empresa deberá cobrar 7, 5 o 3, de modo que todos estén abastecidos. ¿De donde sale la diferencia? Cobrándoles diez veces mas caro al millón y pico que SÍ puede pagar sin, para ello, tener que andar con los paantalones remendados, privarse de ir al cine o a la cancha, olvidarse del postre y del asado, ir al trabajo en bicicleta, y mil etcéteras, de esos que los ricos, en su gran mayoría desconocen.
Y, si con esto no aún no fuese suficiente, el Estado pone la diferencia, recurriendo a la recaudación de impuestos, la que, para que no haya déficit fiscal, deberá engrosarse cobrándoles mas a los ricos. Mucho mas. Mucho mas impuesto a las ganancias, mucho mas impuesto a los bienes suntuarios, mucho mas retenciones a los grandes terratenientes, etc.
Y, si aun así, no alcanzara, el Gobierno podría tomar en sus manos la prestación de los servicios, con lo que se eliminarían las ganancias que cobran las empresas privadas prestatarias, que no es poca cosa, y con esto se abaratarían los costos.
Con el viejo argumento de la teoría del derrame (tienen que ganar los ricos para que con el tiempo los pobres estén bien. Las tarifas tienen que ser caras para que no haya pobreza. ¿?) teoría que ya está ultra comprobado que es una mentira y funciona, en la práctica, como la fábula del burro y la zanahoria, no pueden, los hijos de re mil putas que gobiernan, ganar la batalla cultural. Es un argumento muy débil. Si lo logran es que estamos rodeados de boludos.
No les podemos creer. 
Al PRO lo que le duele es que buena parte de la gente no les crea y eso ponga en riesgo una hipotética reelección. Es lo único que les duele. Pero les gusta acrecentar la distancia entre el parnaso en el que están y el hondo bajo fondo al que condenan a la gran mayoría del pueblo que, ojalá mas temprano que tarde, se subleve.



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