miércoles, 2 de junio de 2021

UN MUNDO TRIBAL

Nadie puede bañarse dos veces en un mismo rio, afirmaba, no sin razón, Heráclito.

De ello, podríamos inferir: Nadie puede vivir dos días en un mismo mundo.

Sin embargo, el filósofo nacido en Éfeso, no dio cuenta de la permanente contradicción en que incurre el ser humano.

Y es esa contradicción la que hace que esa frase sea tan válida y real como otra que afirme lo contrario.

Porque, si uno observa la historia del ser humano, advierte claramente que hay muchas cuestiones de fondo que se repiten a lo largo de los años, y hacen que el rio de Heráclito se transforme en un estanque, mientras otras tienen una dinámica vertiginosa.

El individualismo, el egoísmo, y su correlato, el endiosamiento de la propiedad privada, que para muchos está por encima de la vida, permanece incólume, se mire el año 4.000 a. c. o el presente.

La conducta tribal (casi animal) de antaño, en la que la ley del mas fuerte era la única y era la que le daba el título de propiedad a una tribu o clan sobre un trozo de corteza terrestre, es la misma que hoy permite, entre otras cosas, que un pais corra fronteras en detrimento de otro u otros.

Si nos detenemos un segundo en este hecho, concluiremos en la locura que encierra. ¿Cómo alguien (país o individuo) va a ser propietario de un trozo de planeta? Y, lo que es peor, ¿cómo esto va a ser motivo de guerras? Y, avanzando en este razonamiento, ¿cómo alguien le va a abonar a otro una suma de dinero por utilizar un terreno? Cómo fue posible que llegásemos a esta barbaridad? 

Porque, cabe recordar, en un comienzo, la gente vivía en un lugar y ya. Y, de no ser por la ambición desmedida de otro grupo, clan o tribu, nadie cuestionaba ello. Pero, la ambición nos acompaña desde siempre. Y ese mundo ideal, casi nunca existió.

Todo se fue sofisticando. Y los palmos de tierra de los que alguien se apropió por la fuerza, fueron legalizados formalmente. Nació el título de propiedad. Y fue este un elegante modo de consagrar la ley del mas fuerte. Y a eso lo aceptamos como una evolución. 

¿Fué evolución? 

De haber habido respeto por el otro y por su espacio, nunca se hubiese producido una guerra en la historia de la humanidad. Pero la ambición sin límites, el individualismo y el egoísmo fueron bandera flameando sobre el respeto por el otro. Si el otro se interpone entre nosotros y nuestros intereses pasa a ser nuestro enemigo.

Y esto llevó, indefectiblemente, al crecimiento asimétrico del ser humano, luego organizado en países que, como lógico correlato, crecieron de manera asimétrica.

Y, nuevamente, se siguió consagrando la ley del mas fuerte. En el concierto de las naciones hay un par que tienen derecho a veto y hay cientos que votan inútilmente. Así, continúa la ocupación ilegal de tierras (Malvinas) o el salvaje bloqueo comercial que impide que un pais pueda disponer de jeringas para inmunizar a su pueblo con una vacuna desarrollada en su propio pais (Bloqueo de E.E. U.U. a Cuba) a pesar del voto en contra de cientos de países. (Citamos solo un par de miles de ejemplos posibles en los que injusticias e iniqiidades son moneda corriente.) El dominio del matón de la cuadra es lo que se impone. Muy lejos del avance que, supuestamente, muestra la humanidad, para que lo razonable prevalezca por sobre los intereses de la tribu, seguimos inmersos en la ley del mas fuerte. Seguimos con la misma conducta animal y con el mismo pensamiento primitivo de nuestros ancestros.

Quedó claro que cuando apareció, en 1.917, un modo mas justo y equitativo de concebir la vida, el troglodita modo de ser de la humanidad lo fagocitó. Lejos de recibirlo con beneplácito y tratar de perfeccionarlo, lo boicoteó hasta, practicamente, hacerlo desaparecer. Sin escatimar muertes para lograr ese cometido.

Entonces, ¿no nos bañamos dos veces en el mismo río?...

Puede ser.

Si el rio es lo superficial, la frase es cierta. Pero, lo de fondo sigue siempre igual. O sea que no nos bañamos dos veces en el mismo rio pero pisamos siempre el mismo lecho de ese rio. 

Sin lecho no hay rio, por lo que podríamos decir que lo sustancial no cambia. Seguimos siempre igual. Desde el fondo de los tiempos. Habremos inventado la rueda, el avión o la internet pero, seguimos teniendo la despreciable conducta de siempre. Esa que nos permite ser, sin vergüenza, parte de un mundo en el que a una persona le llevaría meses contar sus bienes mientras otra muere por desnutrición.

El modo tribal de vivir goza de buena salud. 

El rio cambia, el lecho no.



1 comentario:

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