miércoles, 28 de junio de 2017

EL MONOPOLIO DE LA CORRUPCIÓN

Las elecciones conocidas como "de medio término" son inminentes en la Argentina.
Según los cálculos de algunas consultoras y la información a la que muchos periodistas tenemos acceso, sentar a una persona en un escaño cuesta, mas o menos, tres millones de pesos en la ciudad de Rosario. Obviamente, el costo de una campaña para ser concejal varía, según el lugar. Una cosa es Rosario, otra la ciudad de Buenos Aires (donde, desde hace un tiempo, a un concejal se le llama legislador) y otra, por citar uno de mil ejemplos, San Francisco del Monte de Oro en la Provincia de San Luis, con sus escasos 5.000 habitantes. No obstante, si se suman todos los candidatos a concejales del país, a legisladores provinciales y nacionales, a Presidentes comunales, a Intendentes, a Gobernadores y a Presidente de la Nación, el monto destinado a campañas arroja una cifra que a más de uno dejaría boquiabierto.
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El articulado de la ley de financiamiento de los partidos políticos prevé esto. ¿Prevé esto?... Parcialmente o, para ser sincero, mínimamente. Porque el dinero que desde el Estado se destina a los partidos políticos para tal fin (una pequeña suma por cada voto recibido en la elección anterior) es absolutamente insuficiente, por lo que si alguien quiere hacer una campaña útil está condenado a recurrir al aporte de sectores privados.
Personalmente descreo bastante de la eficacia de los partidos políticos a la hora de representar a la gente. Creo que son fáciles de cooptar. Mucho mejor sería que en lugar de partidos hubiera representación por sectores. Por ejemplo: El bloque de diputados docentes, el de campesinos, etc. Pero nuestra democracia, al menos hoy, no es así. Además, según nuestra actual Constitución Nacional, los partidos políticos son considerados instituciones fundamentales para el funcionamiento de la democracia.
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Se imponen, entonces, algunas preguntas.
¿Podría cobrarse un punto porcentual más de impuesto a las ganancias para aumentar la partida que se destina a las campañas electorales?
Podría...
¿Podría aumentarse medio punto, aunque más no fuera, las retenciones agropecuarias - y mineras - para destinar a la partida referida?
Podría...
¿Podría haber un sólo organismo nacional encargado del pago de TODAS las campañas electorales de TODOS los partidos políticos de cualquier lugar del país, de modo que los partidos se encarguen de la contratación de la publicidad según el cupo que se les asigne, pero no tengan contacto con el dinero, estando obligados, además, a no agregar publicidades con fondos de otra procedencia?
Podría...
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Estos pocos puntos (y algunos más que pudieran ocurrírseles a los legisladores) garantizarían equitatividad entre los partidos políticos que se presentan a una elección. Pero, lo más importante, le asegurarían independencia, que no es poca cosa.
Lamentablemente, estamos, hemos estado, y, parece, estaremos, muy lejos de esa independencia.
Vuelvo al comienzo. Tres millones de pesos para ser concejal. Imagínense Gobernador o Presidente. No alcanza con lo destinado por ley. No alcanza si a eso se le suma el aporte de los afiliados al partido político. Entonces aparecen los "mecenas", los que "donan" enormes sumas de dinero. Está claro que si Pepito pone un millón de dólares para mi campaña y yo llego a Gobernador, las empresas de Pepito tendrán beneficios en mi provincia.
O sea: la independencia para gobernar termina antes de mi primer día de Gobierno.
Pero, además, como para beneficiar a una empresa no tengo más alternativa que sacarle el dinero a la otra parte del pueblo, el que no tiene grandes empresas, ni industrias, ni cosa parecida, es decir, mayoritariamente, al laburante, deberé inventar cualquier excusa para que el trabajador se convenza de que tiene que sobrevivir con menos dinero que el necesario para tener una vida digna. Hipocresía a la que llamaré (paradójicamente y con una cara de piedra sin igual) "sinceridad".
Un 5% nada más, del salario promedio (unos $700 por mes) multiplicado por 15 millones (ese es el número de trabajadores en el país) me da unos 10.000 millones de pesos por mes. Si el trabajador pierde ese porcentaje de su poder adquisitivo, este dinero pasa al bolsillo del otro sector social, los empresarios. Con solamente esto, me alcanzará para devolver, con creces, los favores inicialmente recibidos. Los grandes empresarios se beneficiarán con esta política de ajuste de un modo inmediato al tener que abonar sueldos inferiores en relación al costo de vida y a la inflación en general, inflación producida por ellos mismos (que son los que fabrican todas las cosas que aumentan) y apañada por el gobierno (por mi), y recuperarán sobradamente lo que aportaron a mi campaña. Redondito. 
A eso le sumo tarifazos (le llamo "sinceramiento" para que duela menos) sigo beneficiando al mismo sector de la sociedad, sigo perjudicando a los más humildes, y continúo con la hipocresía.
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Para ir finalizando: Sí a las preguntas planteadas líneas arriba, en todos los casos la respuesta es "podría", ¿por qué no se hace? ¿Por qué no se reemplaza la hipocresía actual por la independencia de los partidos políticos para que asuman sin tener las manos atadas?
Sencillamente porque, en el marco del capitalismo, los partidos políticos se nutren de las grandes empresas, no sólo por los aportes de campaña. También de coimas, negociados, etc. Esto garantiza que los grandes y poderosos seguirán siendo grandes y poderosos, y nadie afectará sus intereses. Y también están los que benefician a los grandes y poderosos simplemente por vocación. Por pertenencia de clase. En esos casos, también a estos se les devolverán los favores, con guante blanco para que no se note la corrupción. No habrá un tonto coimero y corrupto arrojando bolsas de dinero sobre los muros de un monasterio trucho. No será necesario algo tan burdo y "poco elegante".
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A propósito. Estos (me refiero a los que por vocación y pertenencia de clase integran pártidos políticos que benefician a los mas ricos de la sociedad) son los que más "combaten la corrupción". Porque quieren condenar a los otros partidos (los que no representan a los grandes empresarios, por lo que no reciben esos grandes aportes de efectivo) a conformarse con la miserable suma de dinero que les destina la financiación estatal, así les resultará fácil derrotarlos en las elecciones, al contar con recursos infinitamente mayores. 
No es cierto, entonces, que combatan la corrupción. Simplemente, QUIEREN TENER EL MONOPOLIO DE LA CORRUPCIÓN, que no es lo mismo.
Una ley con más recursos y más trasparencia, y con mayor equitatividad en el reparto a los partidos, enriquecería la democracia.
Debe hacerse YA. Se tiene que cambiar la ley de financiamiento de los partidos políticos.
¿Podría? 
PODRÍA...

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