PINEDO Y MALCORRA DESOCUPADOS NUNCA

El tiempo no se detiene. ¡Qué manera de pasar! En diciembre de 1.997 yo era bastante joven. Una de las radios de la que era corresponsal y columnista desde el Congreso Nacional era F. M. del Guarán, de Esquina, Corrientes. Habíamos recibido el premio Aplausos 97. El dueño me empujó al escenario porque el no quería hablar. Que los agradecimientos, que mi labor periodística, que el esfuerzo de todos los que integrábamos la radio por brindar el mejor servicio, que etc. etc. Como casi siempre sucede, el acto fue en un buen lugar. Propicio. Cerquita del Congreso Nacional en este caso. En el centro de Buenos Aires. Era el hotel Bauen. Muchos de los periodistas que estábamos ahí sabíamos que la patronal del hotel no era la mejor. El grupo Bauen construyó el hotel con créditos de la dictadura que nunca pagó. Les pedían la renuncia a los trabajadores, luego cambiaban de razón social y tras la maniobra los reincorporaban. Y había otras irregularidades. 

Pocos años después, (en 2.001) los desaciertos empresariales, ninguneo de los laburantes incluído, y los desaguisados del gobierno de De la Rúa, le dieron al hotel el mazazo final. ¿Final?. Bueno, no tanto. Tras mucho tiempo de lucha y ante la imposibilidad de encontrar un trabajo digno y bien remunerado, y en defensa de su fuente de trabajo, la tozudez de los trabajadores, tras la desidia, irresponsabilidad y, de algún modo, la fuga de los dueños, logró tomar y reabrir el Bauen en 2.004. Volver a poner en marcha a ese monstruo era un desafío. De todas las empresas recuperadas era la más difícil. Lo hicieron. Hoy pasaron doce años. La lucha también se dio, sin cuartel, en el terreno político. 

Un símbolo. Un puñado de laburantes hoy está a punto de convertirse, bajo la figura de cooperativa de trabajo, en merecido dueño de un gran hotel de Buenos Aires. Hay gente a la que le molesta. 

Esta persona molesta con la situación, está probando además otras actividades por si, como muchos argentinos en este año macrista, se queda sin trabajo. Me estoy refiriendo al encumbrado Senador PRO, Federico Pinedo, hombre de linaje "goriliberal" si los hay. Bisnieto del patricio intendente de Buenos Aires de poco antes del 1.900, Federico Pinedo, nieto del ministro de hacienda del gobierno de Justo-Ortiz, en la década infame, Federico Pinedo, (y, si,... a los Pinedo los puede el ego, por eso todos le ponen a su hijo su mismo nombre) y casado con Cecilia Patrón Costas. ¿Te suena el apellido? ¿Te suena Robustiano? Para completar el paisaje, acoto que los primeros palotes político partidarios, Pinedo los hizo, como no podía ser de otra manera, en el partido de Álvaro Alsogaray, en los 70. 

Paréntesis: Susana Malcorra, (a falta de cuestiones importantes de que preocuparse, ya que todo está tan bien) le pidió a Macri en el encuentro de Chapadmalal incorporarse como arquera en los picaditos de futbol que (ya que todo está tan bien, como recién dije) Macri aprovecha para hacer en Olivos. Se ve que quiere especializarse en otra cosa, por si se le termina el curro de la cancillería. Cierro paréntesis. 

                    

Macorra prepara pantalones para enfrentar a Brasil como arquera.

Pinedo no le va en zaga. Pero no quiere ser futbolista. Quiere ser cómico. Solo basta repasar lo que dijo tras la votación que perdió el PRO en el senado sobre la ley que le da el Bauen a los trabajadores (y que, esperemos, Macri no vete en su tiempo libre). Esto, tras la más fenomenal transferencia de recursos sacados del bolsillo de lo pobres y de la clase media y llevados al bolsillo de unos pocos señores (ricos, por supuesto) de la que el país pueda tener memoria, es lo único que justifica la siguiente declaración; "Dar una fortuna de plata a unos pocos señores es algo que nosotros no vamos a aceptar".

   

¿Pinedo sucesor de Piñón fijo?

Le faltó ponerse la nariz de payaso, maquillarse las mejillas y posar junto a Malcorra en pantaloncitos cortos y con guantes de arquera.