Peronismo-Antiperonismo, Borges-Neruda, Freud-Lacán, Boca-River, Pobres-Ricos, Marxismo-Liberalismo. Allí donde uno mire puede hallar una grieta. No es algo nuevo. Existe desde siempre. Y, muy probablemente, hasta siempre.
Sucede que, cuando una grieta divide a todo un pais, haciendo las veces de un virtual muro de Berlín, la tarea es superarla. Si perdura mucho tiempo, la división generará desencuentros insalvables. Y el principal encargado de combatir esa grieta es el Presidente del pais "agrietado".
Se me ocurren, al menos, dos modos de derrotar a la grieta. Ambos igualmente eficaces.
Uno, tender puentes, comprender al que está al otro lado de la grieta, incluir e incluirse, tender a la igualdad. Si somos mas o menos iguales, es difícil que nos paremos cada uno en lugares opuestos. No habría grieta. Podríamos ser adversarios en algún caso. Nunca enemigos. La grieta se soldaría.
Otro, eliminar o someter a todos los que están en el lado de la grieta opuesto al que estoy yo.
En ese caso, no importaría la grieta ya que habremos matado a los que estaban al otro lado de ella.
Si observamos la represión CON MUERTE a los mapuches, el ataque con palos, balas de goma, gas pimienta, chorros de pintura para identificar a manifestantes que defienden a los jubilados de una exacción, la judicialización de las protestas sociales, etc., advertiremos cual de los dos modos eligió el gobierno nacional para combatir la grieta.
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